viernes, 10 de septiembre de 2010

13 DE SEPTIEMBRE: DÍA DEL BIBLIOTECARIO



DIA DEL BIBLIOTECARIO


“Más de Cuatro Siglos de quehacer bibliotecario arrojan hoy un saldo fecundo; desde la creación de la Biblioteca Mayor de la Universidad de Córdoba a principios del siglo XVII hasta la fecha, el desarrollo bibliotecario argentino ha sido constante, se crearon miles de bibliotecas de todo tipo a lo largo y a lo ancho del país, se afianzó la formación profesional del bibliotecario, se organizaron asociaciones profesionales a nivel nacional y provincial y se gestó una literatura bibliotecológica que refleja a una profesión en permanente evolución”.

Los Orígenes de la Fecha
En la Gazeta de Buenos Aires, en 1810, edición del jueves 13 de septiembre, encontramos un artículo titulado EDUCACIÓN, firmado con el seudónimo Veritas. Algunos autores indican a Mariano Moreno como autor, otros a Manuel Belgrano, puesto que ya había publicado sobre el tema en su periódico Correo de Comercio, utilizando el mismo epígrafe.

En dicho escrito leemos, entre otras cosas, lo siguiente: “... ha resuelto la Junta formar una Biblioteca Pública, en que se facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una Biblioteca Pública son tan notorias, que sería excusado detenernos en indicarlas...”-“... por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a una obra, que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo. La Junta ha resuelto fomentar este establecimiento...”
“... nombrando desde ahora por Bibliotecarios a el Dr. D. Saturnino Segurola y al Rvdo. P. Fray Cayetano Rodríguez..” y “... nombra por protector de dicha Biblioteca al Secretario de Gobierno Dr. Mariano Moreno...”
De este texto se desprende que el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodriguez, fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la independencia de la República, aunque poco pueden realizar por la biblioteca. El Padre Segurola que es nombrado recién el 28 de diciembre, renuncia al cargo pocos días después.
Con fecha 30 de enero de 1811, en la misma nota de renuncia de Segurola , se encuentra la designación del P. José Luis Chorroarín, por solicitud de Mariano Moreno, como Bibliotecario. No se ha podido ubicar documentación que indique su designación como Director, pero sí existen distintas referencias que lo reconocen como tal. Fue pues el primer Director y también el primer Bibliotecario.

De la designación de Fray Cayetano Rodríguez no existe ninguna documentación al respecto. Si se sabe de sus tareas en el Convento de San Francisco.

Se contaba sólo con un local y dos bibliotecarios. Eran cinco habitaciones en los altos de la esquina de las hoy calles Moreno y Perú. Por entonces eran las calles de la Biblioteca y de los Representantes. Los dos bibliotecarios, en orden jerárquico: Fray Cayetano Rodríguez y Presbítero Saturnino Segurola. A los pocos meses, en 1811, otro sacerdote, Luis José Chorroarín, reemplazó a Cayetano Rodríguez. Los cargos se denominaban primer y segundo bibliotecario. Y esto era todo; a partir de allí el ingenio tendría que ser el principal capital. Y lo fue.

Extracto de El Negro de la Biblioteca

Por José Luis Trenti Rocamora

En enero de 1811 asumió la dirección Luis Chorroarín, y bajo su dirección la Biblioteca Pública abre sus puertas el 16 de marzo de 1812. Chorroarín mantendría en el cargo hasta 1821, cuando mediante un decreto de Martín Rodríguez fue reemplazado por Saturnino Segurola. Desde 1822 a 1828 ejerció el cargo Manuel Moreno, hermano de Mariano, y la biblioteca contaba en ese entonces con un patrimonio considerable: en 1823

El 5 de octubre de 1884 fue designado el primer Director Nacional, y desde ese momento es conocida oficialmente como Biblioteca Nacional.

Se Establece el Día del Bibliotecario

El Centro de Estudios Bibliotecológicos del Museo Social Argentino (CEB/MSA), fundado el 12 de octubre de 1943, por iniciativa del Secretario General Antonio A. Vizzini presenta el proyecto de realizar actividades que se destacaran para celebrar el “Día del Bibliotecario”, establecido en el Congreso de 1942, convocando así a las “Jornadas Bibliotecológicas Argentinas” que se realizaron a partir de 1946.

Las primeras Jornadas consistieron en un ciclo de conferencias pronunciadas del 9 al 12 de Septiembre (1946), asistiendo a tal acto bibliotecarios uruguayos y del interior del país. En esa oportunidad participaron, entre otros destacados bibliotecarios José Edmundo Clemente, Washington de la Peña, Carlos Víctor Penna, Josefa Emilia Sabor y J. Frederic Fino, refiriéndose respectivamente a los siguientes temas: “Bibliopsicología”, “Función social de las bibliotecas populares”, “Algunos aspectos de recatalogación y reclasificación”, “Información bibliográfica en nuestras bibliotecas” y “Algunas consideraciones sobre mapotecas”.

Desde hace más de 50 años ABGRA acompaña a la profesión bibliotecaria, y a escasamente un año de su fundación, logra que en 1954 se dicte el decreto 17.650/54 estableciendo que el día 13 de septiembre se conmemore en todo el país el “DÍA DEL BIBLIOTECARIO”, como un homenaje a la labor de los bibliotecarios en favor de la comunidad. El presidente Arturo U. Illía, mediante decreto 3.114/64, complementa el anterior decreto nº 17.650/54

Todos los años, ABGRA celebra este día tan significativo para los bibliotecarios y aprovecha esta oportunidad para realizar la entrega del Premio ABGRA a los egresados con los mejores promedios de las Escuelas de Bibliotecología de todo el país. En ese acto nos acompañan autoridades nacionales, personalidades del libro y la cultura y distinguidos profesionales del quehacer bibliotecario.



DÍA DEL BIBLIOTECARIO EN IBEROAMÉRICA

Argentina 13 de septiembre
Bolivia 23 de julio
Brasil 12 de marzo
Chile 9/10 de julio
Colombia 24 de abril
Costa Rica 19 de marzo
Cuba 7 de junio
Ecuador 21 de febrero
El Salvador 25 de mayo
España 24 de octubre
Guatemala 30 de septiembre
México 30 de septiembre
Paraguay 16 de octubre
Perú 14 de noviembre
Puerto Rico 16 de abril
Uruguay 26 de mayo
Venezuela 27 de julio
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FUENTE: ABGRA Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina


BORGES BIBLIOTECARIO


La revolución militar de septiembre de 1955, autodenominada "Libertadora", que expulsó a Juan Domingo Perón de la presidencia argentina, ofreció a Borges el cargo de director de la Biblioteca Nacional, puesto en el que permaneció casi dieciocho años. Al comienzo de su gestión escribió el famoso Poema de los dones, donde se lamenta de su terrible destino: ser bibliotecario y ciego.

José Edmundo Clemente, subdirector de la Biblioteca por esos años, sintetizó así al "Borges bibliotecario":

«Borges fue un hombre que le hizo mucho bien a la Biblioteca con su presencia, y le sigue haciendo mucho bien. Pero más en su rol de creador que de verdadero bibliotecario. Borges tenía la idea romántica de la biblioteca europea, culta, fina de buenos libros. Pero claro, el funcionamiento cotidiano, que también es parte de la biblioteca, no le preocupaba mucho, y de la parte interior del mecanismo, de saber qué hace falta y qué no, y de la administración, de eso no podía ocuparse. No sólo porque estaba ciego, sino porque realmente no le interesaban nada esas cosas. Es decir que el país salía ganando con que Borges viniera a la Biblioteca Nacional y escribiera sus obras. Eso es lo que quedó del Borges bibliotecario, lo que Borges escribió en la Biblioteca. Y me parece que no es poco».

(Extraído del libro "Borges, director de la Biblioteca Nacional". Diálogos entre José Edmundo Clemente y Óscar Sbarra Mitre")."
FUENTE: UCM 

BORGES, Jorge Luis: Director Biblioteca Nacional
(y otras distinciones)
Las enciclopedias, los catálogos, las taxonomías, siempre cautivaron a Borges. Más precisamente las bibliotecas que -expandidas hasta confundirse con el Universo y con complejos laberintos- , constituyeron una de las obsesiones de su obra literaria (como en el cuento “La Biblioteca de Babel” de Ficciones, 1944; o en elPoema de los dones, del libro El hacedor, de 1960, cuando dice: “Yo, que me figuraba el Paraíso/ bajo la especie de una biblioteca”).
Iniciado como bibliotecario en la Biblioteca Miguel Cané del porteño barrio de Almagro (desde 1937 a 1946) y luego desplazado del cargo por el gobierno peronista (la Intendencia de Buenos Aires lo trasladó de su cargo de bibliotecario, al puesto de inspector de aves en los mercados y ferias municipales), Borges renunció y empezó a dictar clases y conferencias.
Luego, con el derrocamiento del gobierno peronista en manos de la llamada Revolución Libertadora, fue nombrado miembro de la Academia Argentina de Letras y Director de la Biblioteca Nacional, en 1955, cargo que ocupó hasta 1973. Borges atendía en su despacho a todos los lectores que se acercaban y mantenía con ellos largas y cordiales charlas.
Su etapa al frente del viejo edificio fue percibida por él mismo como una simbólica sucesión del historiador francés Paul Groussac (quien la había dirigido desde 1885 y fuera responsable del traslado a la calle México 564). Groussac fue sin duda, uno de sus maestros, con el que compartió el cargo y la ceguera (dice Borges en su “Poema de los dones: “Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche”).
La extensión temporal de su estadía al frente de la Biblioteca Nacional coincidió con el desempeño de Borges como profesor de Literatura Alemana y luego como director del Instituto de Cultura Alemana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Más tarde, fue profesor de Literatura Inglesa en la Universidad Católica Argentina.
Si bien convivió con variados gobiernos a lo largo de esos dieciocho años, abandonó el cargo apenas el movimiento peronista retornó al gobierno, en 1973; año en el que se jubiló como director, y era declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Han sido muchas las distinciones y nombramientos con las que este autor fue galardonado en Argentina: Gran Premio de Honor de la SADE, 1945, de la que fue elegido presidente en 1950; Doctorado Honoris Causa en 1956 por la Universidad Nacional de Cuyo y presidente de la Asociación de Escritores Argentinos; Premio Nacional de Literatura en 1957; Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes 1963. Y, en el orden internacional, Borges compartió con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura en 1961 (consistente en 10 mil dólares) otorgado por el Congreso Internacional de Editores en Formentor, Mallorca; y recibió los títulos de Commendatore del gobierno italiano, Comandante de la Orden de las Letras y Artes del gobierno francés, la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico y el Premio Cervantes, en 1980. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Columbia y de Oxford, EE.UU, en 1971, y profesor de poesía de la Universidad de Harvard.
Aunque nunca le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura, una encuesta mundial publicada en 1970 por el Corriere della Sera, reveló que Borges obtenía más votos como candidato al Nobel que Solzhenitsyn, distinguido ese año por la Academia Sueca, que siguió soslayando al escritor argentino sistemáticamente.

Coautor
Sobrándole posibilidades de producir la mejor literatura, Borges era muy humilde a la hora de escribir en colaboración y lo hizo ya en 1937 con Pedro Henríquez Ureña, en Antología clásica de la literatura argentina. Y en numerosas ocasiones, con diversas personalidades tanto que, en 1979, se publicó un volumen de sus Obras completas en colaboración.
Entre sus coautorías más famosas figura la que sostuvo durante décadas con Adolfo Bioy Casares (se habían conocido en casa de Victoria Ocampo y entablaron una amistad "a la inglesa", que excluía las confidencias y en la que desbordaba el fino humor). Juntos crearon un supuesto autor que figura en los títulos de las Crónicas de Bustos Domecq (1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), con el seudónimo proveniente de mencionar a sus respectivos bisabuelos.
Antes había compartido con Bioy la creación de Dos fantasías memorables (suspenso policial, 1946) y Un modelo para la muerte (1946), con el seudónimo de “B. Suárez Lynch”, nuevamente en alusión a los abuelos de ambos; y la elaboración de la reconocida Antología de la literatura fantástica (1940) y la Antología Poética Argentina (1941), junto a Bioy y su esposa Silvina Ocampo.
Continuó ficcionando con su amigo Adolfo en Cuentos breves y extraordinarios y El paraíso de los creyentes, ambas de 1955. Armaron juntos antologías sobre Los mejores cuentos policiales, en 1943 y 1956, Los orilleros (1955), Poesía gauchesca y el Libro del cielo y del infierno, en 1960. Habían escrito juntos algunos guiones cinematográficos como Invasión (1967/8), film que dirigió Hugo Santiago.
También armó, junto a Silvina Bullrich, El compadrito (1945), antología de textos de autores argentinos. Y ensayos como Antiguas literaturas germánicas, con Delia Ingenieros (1951); El idioma de Buenos Aires (1952), con José Edmundo Clemente; El Martín Fierro (1953), el Manual de zoología fantástica (México, 1957) y, finalmente en 1967, El libro de los seres imaginarios, junto a Margarita Guerrero.
Con otra entrañable amiga y una de sus mejores entrevistadoras, María Esther Vázquez, publicó estudios: Introducción a la literatura inglesa (1965) y Literaturas germánicas medievales (1966), y corrigió el tratado Antiguas literaturas germánicas. La Introducción a la literatura norteamericana (1967), fue con Estela Zemborain. ¿Qué es el budismo? (1976), con Alicia Jurado; Diálogos (1976), con Ernesto Sábato; para concluir junto a su compañera de los últimos años, María Kodama, la Breve antología anglosajona (1978) y el Atlas, en 1984, que da cuenta de sus viajes juntos.
Antes, Borges había escrito para muchas revistas literarias, lo que también es un modo de “coautoría”: en sus comienzos en la revista Destiempo, editada por Bioy Casares y Manuel Peyrou, con ilustraciones de Xul Solar. Fundó la mítica Proa (1924), con Ricardo Güiraldes, Alfredo Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz; colaboró siempre con Sur, revista de su amiga Victoria Ocampo y con Martín Fierro, órgano de difusión del llamado Grupo de Florida. Dirigió junto a Ulyses Petit de Murat la Revista Multicolor de los Sábados, suplemento cultural del diario Crítica de los Botana (1933-1934). En 1947, con un nuevo seudónimo: "B. Lynch Davis", Borges y Bioy firmaron la revista Los anales de Buenos Aires cuya publicación ambos fundaron y dirigieron.

FUENTE: ABC
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