Desde la Biblioteca queremos compartir con ustedes estos juegos para aprender sobre la vida del General José de San Martín. Solamente tienen que clickear en los links.
Hola familias, chicas y chicos! Hoy queremos compartir con ustedes esta nota del diario digital Infobae, cuyo autor, Diego Sarcona, nos cuenta algunos aspectos no tan conocidos de la vida del héroe.¡Que la disfruten!
¿Pudo
un puñado de pinceles, algunas partituras y una guitarra formar parte
de las pertenencias que acompañaron al general San Martín en sus
campañas y luego en su retiro de la vida pública? ¿O acaso su
inclinación artística, como otros aspectos de los menos explorados de su
vida, se eclipsó ante la estereotipada faceta de guerrero que
casi con exclusividad tienen de su figura la inmensa mayoría de los
argentinos? Un amigo me dijo una vez con exagerada ironía que lo peor
que había hecho José Hernández había sido escribir el Martín Fierro
porque esa magnífica obra eclipsaba el resto de su gran labor literaria y
parlamentaria.En el caso de San Martín, es incuestionable que existen sobradas razones para recordarlo como uno de los mayores estrategas de la historia militar
reciente, a la altura del chino Sun Tzu o del general norteamericano
Robert Lee, por sus logros y proezas militares que testimonian esta
afirmación. La distancia y el tiempo que le llevó unir Buenos Aires y el
convento San Lorenzo, previo al enfrentamiento con los realistas, es
considerada por historiadores especializados como la marcha forzada de
caballería más rápida en la historia militar mundial; estratégicamente,
este combate aplicado en Maipú, emulando el canae de Anibal Barca o el avance obliquo del tebano Epaminondas, son estudiados en academias militares como la de West Point, en los Estados Unidos, en la que además existe un gran retrato suyo en una de los salones principales, o la francesa de Saint-Cyr,
sin olvidar, por supuesto, que su máxima obra táctica y estratégica, la
Campaña de los Andes -que incluye el desembarco en las costas peruanas-
no tiene comparación con ninguna otra en el globo, superando
ampliamente a las campañas de Napoleón Bonaparte y Aníbal en los Alpes.
El reconocimiento de estas aptitudes en Europa fue tal, que los
revolucionarios belgas le ofrecieron infructuosamente el mando para
dirigir el movimiento que los escindió de los Países Bajos, y
su opinión fue determinante en el parlamento francés y en el Foreign
Office británico para ordenar detener y replegar las fuerzas invasoras
de esas potencias en ocasión del bloqueo y violación de nuestra
soberanía durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Son
éstas algunas de las razones por las cuales es considerado el militar
más destacado de las revoluciones hispanoamericanas, por encima de
George Washington o Simón Bolívar. En definitiva no cualquiera ha lucido
su busto hasta en la oficina oval de la Casa blanca.
A la izquierda de Washington, el retrato de San Martín , en el salón oval de la Casa Blanca
Pero
subyaciendo al guerrero encontramos en una personalidad tan interesante
como en muchos aspectos inescrutable; su inclinación hacia estas
"expresiones del alma" como decía Marc Chagall, quizá hasta un vehículo
para la exteriorización de las emociones de una humanidad por naturaleza
reservada.
¿Cómo
comenzó a construirse y materializarse este lazo que unió a nuestro
Libertador con la sensibilidad que encierra la tarea artística y nos
descubre esta faceta desconocida de su vida? Sus primeras nociones en el
dibujo y la pintura las adquirió seguramente en la península, en
momentos de su educación temprana y es por esto que lo encontramos
diseñando los escudos para la tropa en Arjonilla. En íntima confesión a
su amigo Tomás Guido, sin complejo alguno, le escribía que, si le
faltara empleo en el Ejército, bien podía ganarse lando acuarelas y paisajes de abanico;
y esto es por demás significativo ya que en vida pintala España de
finales del siglo XVIII no eran bien vistas las artes manuales.
A su llegada a América en 1812, San Martín diseñó y bocetó personalmente el uniforme completo del recién creado Escuadrón de Granaderos a Caballo,
y en la función pública, siendo gobernador de Cuyo, la bandera de los
Andes. Más tarde, como Protector del Perú, la bandera y el escudo de la
nueva Nación.
Réplica de la bandera del Ejército de Los Andes
Pero
esa inquietud artística no se limitaba a la pintura o el dibujo;
sorprenderá seguramente imaginar a un joven San Martín punteando una
guitarra siendo poco conocido que en el marco de su formación en la
Península, y según el autor español Agustín de Herrán Matorras, tomó lecciones de guitarra del compositor Fernando Sors y otras de canto.
Este pasatiempo fue retomado en su retiro europeo. Es indudable que le
gustaba la música y esto se explica no sólo por la asiduidad con que
asistía a conciertos una vez instalado en Francia, después de 1830 -así
lo testimonia William Miller en sus "Memorias"- sino también por el
hecho de que, de entre los libros que llevó consigo por América y
posteriormente donó a la Biblioteca de Lima -que lamentablemente un
incendio destruyó años des, encontramos varios volúmenes de un
"Diccionario de la Música".
Como gobernador de Cuyo exigió que en escuelas y actos públicos se entonaran las estrofas del Himno Nacional Argentino
y, como jefe militar, hizo lo mismo con las tropas de su mando. Mitre,
avalado en el relato por un testigo, nos cuenta que en vísperas de la
batalla de Chacabuco y luego de desmontar y prepararse para descansar,
encendió un cigarrillo y mandó a las charangas de los batallones que
tocasen nuestra canción patria cuyos ecos habrían de resonar muy pronto
en todos los ámbitos de las naciones liberadas. También nos cuenta
Vicente Pérez Rosales que en todas las tertulias sociales se cantaba el himno,
pero menciona en particular la que tuvo lugar en casa de la familia
Solar y Rosales, que se clausuró con esas notas pero con un intérprete
de lujo. Nos dice: "… todos se pusieron de pie. Hízose introducir en el
comedor dos negros con sus trompas, y al son viril y majestuoso de estos
instrumentos, hízose oír la voz de bajo, áspera, pero afinada y entera,
del héroe…".
San Martín puso especial atención en la formación de bandas de música en los regimientos
En
lo que se refiere a la función militar, San Martín puso especial
atención en la formación de bandas de música en los regimientos. En
Chile, bajo su auspicio e iniciativa se fundó la Academia de Música,
escuela que generaría dos bandas musicales que eran superiores a la
única que tenía el ejército realista en el batallón Chiloé. El
musicólogo chileno José Zapiola considera que en Chacabuco, además del
campo de batalla, el triunfo patriota se extendió en el terreno musical,
ya que "si bien un combate no se gana con corcheas y semifusas, sépase
lo que ellas colaboran en levantar el ánimo de los que generan la
victoria".
Su
gusto por la música -y el baile- trajo otras consecuencias
inimaginadas y poco valoradas ya que no solamente llevó liberación en
sus campañas. Al cruzar los Andes introdujo en Chile el "Cielito", el
"Pericón", la "Sajuriana" y el "Cuando" (especie de minué con un
"allegro" al final), de manera que además de victorias y esperanzas de
libertad, nuestras tropas llevaron nuestras costumbres y cultura en su
camino por la independencia. En particular el "Cielito" fue proyección
musical de nuestras raíces en Chile, Perú y Bolivia donde se lo oyó y
bailó, convirtiéndose en una bandera musical que animaba fogones de
campaña.
La entrada de San Martín en Lima
También
sabemos que era muy bueno en la danza de salón, donde armonizaba con
elegancia su paso al ritmo de la música. Esta habilidad debió haberla
adquirido en la Península ya que llegado a Buenos Aires en 1812 pronto
fue motivo de comentarios en las tertulias que ofrecían las familias más
importantes de la capital. Fue en una de éstas, la de los Escalada,
donde conoció a Remedios. En relación a esto nos dice en sus memorias
Mary Graham, amiga del almirante Thomas Cochrane, que "en un salón de
baile hay pocos que lo aventajen…".
En
el Perú y con el título de Protector, convocó a concurso a compositores
de música para una marcha nacional peruana y ocupando el sitial de la
presidencia dio orden a la orquesta de que iniciara la ejecución de las
obras presentadas y cuando le tocó el turno a la del maestro José
Bernardo Alcedo, el Libertador se incorporó y, según nos cuenta el
escritor peruano Ricardo Palma, exclamó: "He aquí el Himno Nacional del
Perú", sosteniendo "que el entusiasmo patriótico se alimenta, entre
otras cosas, con la adopción de una marcha nacional por el influjo que
la música y la poesía ejercen sobre las almas sensibles".
La declaración de Independencia del Perú
A
partir de 1830, en el exilio europeo, la música y el arte estarán
continuamente presentes en su vida. Ya radicado en Francia, conoció al
compositor italiano Gioacchino Rossini, que era muy cercano a Alejandro Aguado, benefactor de San Martín.
Ambos fueron los primeros privilegiados en presenciar el estreno de la
conocida obra "Guillermo Tell" que el músico les obsequió en
agradecimiento a su amistad. Mientras su vista se lo permitió, se dedicó
profusamente al dibujo y a la producción de acuarelas, preferentemente
marinas, en un taller que compartía con su amigo Aguado. De ese
inimaginado atelier,
y para sorpresa de muchos, salieron dos obras que ilustran paisajes del
Paraná y tienen el máximo prócer de la argentinidad como autor. Hoy,
entre obras de Leonardo, Rembrandt o Delacroix, aunque no a la vista de
las más de ocho millones de personas que lo visitan anualmente,
descansan en el archivo del prestigioso Museo del Louvre.
Hoy queremos compartir con ustedes algunas anécdotas y biografías de mujeres que colaboraron de distinta forma con el General San Martín
La epopeya Sanmartiniana ocurrió gracias a la gran capacidad de
planificación, organización y de liderazgo del general San Martín, pero
contó con el apoyo de una parte fundamental de esta historia: las
mujeres.
Lejos de quedarse de brazos cruzados, las mujeres cuyanas le ofrecieron a
la patria naciente todo lo que pudieran darle y colaboraron con la
preparación de la cruzada libertadora.
De levantar la cosecha a bordar la bandera de los Andes y la confección
de uniformes de guerra. De ir al frente de batalla hasta criar hijos
solas en un período donde no había ni luz.
Ellas participaron de la política de forma activa y entregaron su vida al sacrificio por la libertad al igual que los hombres.
Sin distinción de razas y clase social, dieron lo que estaba a su
alcance. Algunas colaboraban económicamente, otras con alimentos como
barriles de vino, aguardiente, aceitunas, maíz y trigo y otras
confeccionando ropa.
No pasaba un día sin que dejara de llegar alguna mujer, a veces muy
pobre, que había recorrido leguas de distancia para entregarle a San
Martín un poncho para abrigar a un soldado. Sin importar la pobreza en
la que estuvieran sumergidas, se las ingeniaban para hacer llegar al
cuartel más cercano alguna donación que ayudara a los militares en su
difícil empresa.
También están aquellas que curaron a los soldados, que debido a los
fuertes vientos la conjuntivitis dañaba los ojos y fueron ellas las que
se los limpiaban con infusiones, curaron quebraduras, se metían en los
campos de batalla para aliviar a los heridos.
Tampoco hay que dejar de lado el trabajo que hicieron las mujeres
cuyanas cuando los hombres partieron a la guerra. Y es que todas se
dedicaron a mantener las fincas, a que los campos no dejaran de
funcionar y a mantener sus hogares trabajando todo el día. La Bandera de los Andes
Una de las colaboraciones más recordadas es la creación de la bandera de
los Andes, la cual fue bordada por la esposa de San Martín, Remedios de
Escalada; la Señora Dolores Prats de Huysi y por las manos de la niña
Laureana Ferrari, Mercedes Alvarez y Margarita Corvalán.
La histórica enseña durante su reciente restauración
Una anécdota...
Laureana y Remedios paseaban por la Alameda. Remedios comentaba a
Laureana las noticias que le había hecho llegar su esposo desde el
frente de la guerra. Ella también temía, pero en su rostro, como una
bandera, flameaba su sonrisa.
Por la calle del Cariño Botao pasaron por la tienda de aquel hombre que
les había vendido la sarga celeste. Entraron. El comerciante las recibió
de buen agrado.
–Seguramente encontrarán aquí lo que andan buscando.
–No vinimos a comprar. Vinimos a agradecerle.
El hombre puso cara de no entender.
–¿Recuerda el trozo de sarga celeste que nos vendió unos días atrás?
–Claro que lo recuerdo, señora. Parecían ustedes muy satisfechas con la tela.
–Satisfechas y aliviadas. El General San Martín nos había encargado la
bandera del ejército y no podíamos encontrar un paño celeste. Usted nos
salvó.
Quedó tieso el hombre con lo que terminaba de escuchar.
–¿Usted quiere decir que esa tela…la tela que yo les vendí… esa tela…sirvió para hacer la bandera?
–Así es mi amigo, ese trozo de tela que usted nos facilitó se habrá
paseado orgulloso por el campo de Chacabuco, dentro de una bandera
triunfante. Estará ahora en Santiago dando noticias de la libertad. Le
reiteramos nuestro agradecimiento.
Se fueron. El comerciante quedó unos minutos tieso mirando la puerta.
Después pegó un tremendo golpe con su puño sobre el mostrador de madera.
Se dijo con enojo:
–¡Y pensar que yo se lo cobré!
La mañana de Mendoza sonreía, no solamente en Mendoza, también en Chile,
estaba empezando a ser celeste y blanco el sur de América.
Las peladas de la corrupción No fueron solo las patricias las que cosieron, también lo hicieron “las
peladas de la corrupción” o “Las peladas corruptas”. Eran mujeres
recluidas en los centros penitenciarios y sanitarios de la época. Se las
conocía por ese apodo, debido a las prácticas éticas y de higiene que
mandaban pelar a las mujeres recluidas. Ellas confeccionaron uniformes,
capotes, orillaron mantas, talegas, alforjas y otros enseres. Ellas
también fueron parte de esta historia, de ellas también un trozo de la
gloria.
Una valiente madre mendocina
Cercano a la ciudad de Mendoza está el campo “El Plumerillo”. Allí, el
general San Martín, adiestra los batallones que días después atravesarán
la mole andina, en pos de la libertad de Chile. Para la revista final
de las tropas, San Martín se ha trasladado a la capital mendocina,
vestida de fiesta para recibir al Gran Capitán.
Un mendocino:- ¡Qué hermoso es todo esto! ¡Cómo lucen los uniformes de los granaderos!
Una mendocina: - ¡Y qué bella se ve la bandera, ofrecida al general San
Martín por las damas patricias. ! Un anciano: - ¡Con esta bandera al
frente, nuestro ejército no perderá una sola batalla!
Relator: - En este momento sale una mujer desde la multitud y se dirige
hacia la tropa. En las filas del ejército libertador tiene a su esposo y
a tres hijos. La dama mendocina (avanza hacia ellos y los besa).- ¡Qué
Dios y la Virgen os protejan! Este escapulario que prendo en cada pecho
será un escudo protector.
¡Nada de llanto! ¡Los valientes no lloran; solo saben luchar por su
patria! ¡Ya veis: en mis ojos no hay una sola lágrima ! ¡Qué orgullosa
estoy por haber dado a la Patria estos cuatro varones!
El general San Martín (se acerca a la esposa y madre ejemplar y
conmovido, le estrecha fuertemente la mano).- ¡Gracias, noble mujer!
¡Vuestro sacrificio no será en vano! ¿Ahora sé de donde sacan mis
soldados tanta firmeza ! ¡Con madres como usted la Patria está salvada!
Las mujeres en el ejército de los Andes
A pesar de que San Martín no quería en sus ejércitos y en especial en el
cruce de la cordillera que ellas estuvieran presentes, solamente quedó
en una expresión de deseo porque también aquí la imagen de las mujeres
se hizo fuerte y aunque la historia las relegó, hoy y siempre habrá un
tiempo para rescatarlas y homenajearlas.
Con solo 19 años, quiso colaborar con la causa independentista y se
presentó ante el Ejército de los Andes para alistarse y cruzar los
Andes, junto al general San Martín. Ella sabía que el Libertador no
quería mujeres en tal riesgosa empresa como lo era cruzar la cordillera,
así que optó por enrolarse como Pascual Meneses.
Fue con un "ponchito a media cadera y un chifle de agua", a ofrecer sus
servicios en el cuartel, conforme se les convocaba a los mozos para las
cruzadas de la emancipación. Ella era tan pobre, hosca, huraña que
estaba habitada por las necesidades a vivir en la intemperie, viajar a
lomo de mula, era una baqueana de la Cordillera. Sin joyas, sin bien
alguno y sin familia.
Según una de las anécdotas sobre Pascuala, se afirma que cuando todo
estaba listo "para la de vámonos" conforme dijo el Jefe "sin que faltara
un hombre en las filas ni un clavo en las herraduras", San Martín notó
que le sobraban 130 sables. "El que ame el honor venga a tomarlos",
escribió. Y concurrieron más de ciento treinta requeridos, ella era uno
de ellos.
Logró ser parte de la epopeya por poco tiempo. Ya en el camino de
Uspallata, rumbo al valle de Aconcagua, su condición femenina fue
descubierta y la obligaron a retornar a Mendoza.
Pascuala retorna desnuda, tapada con un capote y unas botas.
Josefa Tenorio- Granadera y Abanderada del Ejercito Libertador
Tuvo mejor suerte que Pascuala y logró su objetivo . Esclava de Gregoria
Aguilar, cuando se enteró que, de ganar la guerra los realistas, todos
los esclavos que habían sido declarados libres volverían a la
esclavitud, decidió alistarse para prestar servicio en los Ejércitos de
la Patria. Para ella su sexo no era impedimento para ser útil en las
filas. Una vez llegada al campamento de
El Plumerillo se le proveyó de
uniforme de hombre, sable, pistola y montando su propio caballo se
alistó en las fuerzas del general Juan Gregorio de Las Heras, quien le
confió una bandera para que la llevase con honor. Agregada al cuerpo del
comandante general de guerrillas, Toribio Dávalos, sufrió todo el rigor
de la campaña.
Hay registros de una carta a San Martín en la que solicitaba su
libertad. No es de conocimiento si pudo conseguirla, solo se sabe que el
general escribió una carta recomendando su liberación.
Tampoco se ha podido establecer cuándo ni dónde murió Sólo sabemos que
luchó por la libertad de un continente y hoy puede ser recordada como
Josefa Tenorio, la mujer que cruzó los Andes.
Martina Chapanay Líder Revolucionaria y Chasqui del Ejercito Libertador
Pigna, que le dedica dos páginas en su libro “Mujeres tenían que ser”,
asegura que es hija de un huarpe y de una cautiva blanca. Martina
colaboró con el General San Martín en la gesta del Cruce de Los Andes.
“Se convirtió en una de las tantas y tantos chasquis que llevaban y
traían mensajes entre las seis columnas del Ejército Libertador. Dicen
que por muchos años lució con mucho orgullo una chaquetilla que dejaba
constancia de aquellos gloriosos días”, dice Pigna.
Luego asegura que a los 22 años se unió a las huestes de Facundo Quiroga
y peleó junto a él. Cuando el caudillo riojano fue asesinado, Martina
volvió a San Juan.
Citando a Hugo Chumbita y su libro “Jinetes rebeldes”, cuenta: “Por
diversión o por dinero, apostaba a montar potros indomables y se batía
con los mejores cuchilleros. La Policía no podía contra ella”.
Pigna incluye el testimonio de un arriero, Pedro Bustamante, quien la
describe así: “Como la Chapanay, amás de ser valiente y capaz, es
generosa como no hay ejemplo en ninguno de los que mandan. Sucede que
los hombres asaltados por ella le hacen concesiones antes de ponerla en
el caso de hacer valer su fuerza. De este modo resulta que casi todos
los asaltos tienen viso de legitimidad y todo el mundo a una voz dice La
Chapanay roba y saltea por necesidad y por culpa del gobierno y nadie
la odia, al contrario, todo el mundo la compadece”.
También peleó bajo el ala del Chacho Peñaloza, lo que le valió ser
incorporada al ejército como sargento mayor. Pero al tiempo lo abandonó
para militar junto a Severo Chumbita, que respondía al caudillo Felipe
Varela. “Murió en 1887. Su tumba en Mogna, departamento Jáchal, sigue
siendo lugar de culto”, cierra Pigna.
Hoy recordamos la lucha de los héroes de la batalla de Vuelta de Obligado en 1845. Este hecho es recordado como un símbolo de nuestra unidad nacional.
El 20 de noviembre se celebra el Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado de 1845. En aquel entonces, los heroicos soldados argentinos, en inferioridad de condiciones, resistieron la invasión del ejército anglo-francés, el más poderoso del mundo. La fecha fue instaurada por pedido del historiador José María Rosa y se oficializó por medio de la Ley N° 20.770, en 1974.
AQUEL 20 DE NOVIEMBRE DE 1845
Con la finalidad de colonizar territorios de nuestro país, durante 1845 Francia e Inglaterra emprendieron una ofensiva con una flota de 95 navíos de carga, repletos de productos para ser colocados en la provincia de Corrientes y en el Paraguay.
El pueblo argentino no deseaba volver a ser una colonia, por lo que el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia.
Los invasores querían entrar por el Paraná, pero las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla, se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado. El número de fuerzas enemigas superaba ampliamente en cantidad y modernidad de su armamento a las argentinas, que sin embargo no se amedrentaron y batallaron durante siete horas. De este modo, lograron que las tropas adversarias no pudieran ocupar las costas, objetivo necesario para poder adentrarse en el territorio argentino.
Esta heroica resistencia, así como también el espíritu de lucha nacional se conoció en toda Europa y quedó inscripto en nuestra historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.
El enfrentamiento de la Vuelta de Obligado fue el primero de otros tres enfrentamientos; el del paraje Tonelero, el combate de San Lorenzo, donde el general José de San Martín derrotó a los españoles con los Granaderos, y por último, Quebracho, sitio donde los patriotas cañonearon a los invasores.
El mejor homenaje que podemos realizar es retomar el legado de los hombres y mujeres que lucharon para construir nuestra Nación, entendiendo que esta batalla también tiene como escenario los aspectos económicos, políticos y culturales.
Esta popular celebración se estableció en homenaje al escritor José Hernández, autor del Martín Fierro, una de las obras cumbres de la literatura gauchesca, quien nació el 10 de noviembre de 1834. Su vida, su obra y algunas curiosidades, utilizando herramientas tecnológicas en línea.
Tradición quiere decir «donación o legado», y abarca el conjunto de costumbres que suelen transmitirse de generación en generación. La tradición de una nación suele incluir su cultura popular, el gran acervo de música, comidas, juegos, actividades y muchas otras costumbres de cada región del país. El «Día de la Tradición» recuerda el nacimiento del escritor y periodista José Hernández, autor de El Gaucho Martín Fierro, poema de género gauchesco que se convirtió en una pieza literaria consagrada del folclore argentino, y fue traducido a numerosos idiomas. La efeméride fue instaurada el 9 de agosto de 1939, con la promulgación de la ley Nº 4756.
El día de la tradición es el reconocimiento a la identidad argentina, a través de uno de los personajes más representativos del ser nacional, José Hernández, quien puso todo su empeño en defender a sus paisanos de las injusticias que se cometieron contra ellos.
Autor: Hernán García
Lectura crítica: Leticia Cappellotto
Corrección: Verónica Ruscio
Diseño: Diego Fabrizio
Gerente general de Educar S.E.: Rubén D' Audia
Coordinación de contenidos: Cecilia Sagol
Coordinación editorial: Inés Roggi
Líderes de proyecto: Natalia Kohen y Martina Sominson
Han participado de él alumnos de los DDEE 7 y 8, representando a su escuela. Hay variedad de ámbitos escolares, de agrupamientos y de formas de decir el texto. En una interesante metáfora acerca de la diversidad y la identidad nacional.
El trabajo fue coordinado por los M. Bibliotecari@s de ambos distritos de las escuelas participantes y contó con la colaboración de la AP de INTEC para Bibliotecas Sra. Ana Genta.
Para esperar la llegada de la independencia, ese momento que hace 200 años nos hizo libres, todo el país se unirá en un festejo colectivo.
En plazas, teatros, museos, colegios, cines, clubes sociales, bibliotecas y talleres, y también en las calles habrá diversas actividades culturales de las que todos podemos participar.
Participá en la Trivia de los 200 años y demostrá cuánto sabés de nuestra Independencia haciendo clic acá
200 años de Independencia
Muchas veces hablamos de nuestra independencia sin detenernos a reflexionar sobre qué significa ser independientes. Significa que dependemos de nosotros mismos, que nuestro futuro está ni más ni menos que en nuestras propias manos.
Este año tenemos el privilegio de celebrar los 200 años de la declaración de nuestra independencia, una celebración federal que nos une como argentinos.
Este año tenemos el privilegio de celebrar los 200 años de la declaración de nuestra independencia, una celebración federal que nos une como argentinos. 200 años desde que, en la querida provincia de Tucumán, un grupo de personas tomó la decisión de unirse para construir algo nuevo para este continente.
Eran los representantes de pueblos distintos y diversos, pero tenían mucho en común: la vocación de vivir en unión y libertad y el sueño de un futuro mejor. Lo que los unía del pasado era una monarquía lejana y en problemas, lo que tenían por delante, en cambio, era una nueva nación.
Hoy, millones de argentinos manifestamos nuestra vocación de construir juntos, desde esa diversidad que nos caracteriza y nos enriquece, la Argentina que soñamos para nuestros hijos y nietos.
La historia de nuestro país es la historia de personas como cualquiera de nosotros, nuestros amigos o nuestros familiares, que deciden unirse y logran cosas extraordinarias. Hoy, millones de argentinos manifestamos nuestra vocación de construir juntos, desde esa diversidad que nos caracteriza y nos enriquece, la Argentina que soñamos para nuestros hijos y nietos.
Dependemos de nosotros mismos, de nuestros talentos, de nuestros valores y de nuestra participación. Comienzan nuestros próximos 200 años, y está en nuestras manos la posibilidad de ser esa generación que escriba el capítulo más próspero de nuestra historia, donde logremos hacer un país unido, generoso, pujante, que confía en su gente y en sus capacidades, donde todos crecen a la par. Juntos, podemos lograr todo lo que nos propongamos. Porque unidos somos más.
Unión y Libertad: celebrar el tercer siglo de nuestra historia juntos
Venían de grandes distancias, de diferentes sectores sociales, de diversas tradiciones. Pensaban distinto, tenían ojos distintos pero llegaron a un acuerdo y lograron declarar la independencia.
Podemos cambiar el futuro y lo estamos haciendo entre todos. Tenemos la oportunidad de construir juntos nuestro tercer siglo, en el cual viviremos nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos.
Ser independientes
El concepto de independencia depende de cada uno de nosotros. Ser independiente como ciudadano, como comunidad, como nación es establecer un criterio alejado de cualquier tutelaje. La independencia es la tarea de construir la propia autonomía, y es también el nombre de la libertad.
La independencia es fruto del esfuerzo y trabajo coordinado.
Entendemos el Estado y el gobierno como un instrumento para generar las condiciones para la independencia de los trabajadores, los empresarios, los intelectuales, los artistas, los científicos y los comerciantes.
Cuando los argentinos nos pusimos de acuerdo, nos fue mejor.
La independencia es fruto del esfuerzo y trabajo coordinado. No hay superhéroes, solo ciudadanos comprometidos que se unieron para expresar la voluntad de su tiempo. Cuando los argentinos nos pusimos de acuerdo, nos fue mejor.
Futuro: el desafío de pensar la independencia 200 años después
Hoy la tarea sigue con otros contenidos, otras exigencias y otros desafíos, pero es un mismo ideal el que nos impulsa: el de seguir aprendiendo a afianzar y ensanchar nuestra independencia, conquistándola cada día un poco más y aprendiendo a ser mejores argentinos.
El tercer siglo va a ser el resultado de nuestro trabajo y el de nuestros contemporáneos. Depende de nosotros y de nadie más. Es un llamado a mirar adelante que incluye a cada uno de los argentinos, estén donde estén. Es el espíritu de 1816, el mismo que imaginó el futuro.
El símbolo de la Independencia
El ícono fue creado por el diseñador gráfico Hernán Berdichevsky, autor de la marca utilizada para los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo en 2010.
Fue concebido como una evolución del anterior con la idea de proyectar y transmitir los valores deindependencia, unión, positividad y futuro.
El logo representa una escarapela con un sol brillante en su centro.
Las veinte ondas que dibujan la marca simbolizan las veinte décadas de historia independiente de la Argentina en el marco de un juego óptico que refleja movimiento y que representa la construcción colectiva de la sociedad.
El brillo en el interior del símbolo patrio condensa positividad y esperanza en el futuro.