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jueves, 1 de mayo de 2014

TRABAJO. La revista de la OIT. Organización Internacional del Trabajo, Departamento de Comunicación e Información.











Esta revista no constituye un documento oficial 
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Las opiniones expresadas en este documento no 
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Fax: +4122/799-8577
Correo electrónico: ilo_magazine@ilo.org
www.ilo.org/communication
Impreso por GRAFOFFSET, S.L.
Publicado por la OIT de Turín
ISSN 1020-0010

La revista Trabajo se publica tres veces al 
año por el Departamento de Comunicación e 
Información de la OIT en Ginebra y se distribuye 
gratuitamente. También se publica en árabe, 
chino, finlandés, francés, hindi, japonés, noruego 
y español.

Declaración de la OIT: Principios y derechos fundamentales en el trabajo. OIT, Organización Internacional del Trabajo, 1998


Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo

  
Adoptada en 1998, la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo es la expresión del compromiso de los gobiernos y de las organizaciones de empleadores y de trabajadores de respetar y defender los valores humanos fundamentales - valores de vital importancia para nuestras vidas en el plano económico y social. Mas >
La Declaración abarca 4 áreas:

Libertad de asociación y la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva

  
La libertad de asociación, la libertad sindical y la libertad de negociación colectiva son derechos fundamentales. Hunden sus raíces en la Constitución de la OIT así como en la Declaración de Filadelfia, anexa a ella. La comunidad internacional reafirmó el valor medular de estos derechos, especialmente en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en Copenhague en 1995 y en la Declaración de la OIT de 1998 relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento. Estos derechos habilitantes hacen posible promover unas condiciones de trabajo decentes y hacerlas realidad. La Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa, adoptada en 2008, subraya que la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva son particularmente importantes para permitir el logro de todos los objetivos estratégicos de la OIT.
La existencia de organizaciones de trabajadores y de empleadores fuertes e independientes y el efectivo reconocimiento del derecho de negociación colectiva son herramientas esenciales para la gobernanza del mercado laboral. La negociación colectiva es un medio de alcanzar soluciones favorables y productivas en las relaciones entre trabajadores y empleadores que pueden ser conflictivas. Proporciona medios para generar confianza entre las partes mediante la negociación, mediante la articulación y la satisfacción de los intereses diversos de las partes negociadoras. La negociación colectiva desempeña esta función mediante la promoción de una participación pacífica, integradora y democrática de las organizaciones representativas de trabajadores y de empleadores.
Si la negociación colectiva sigue revistiendo tanta importancia en el siglo XXI es por las posibilidades que ofrece, al ser un instrumento potente para lograr un compromiso entre los empleadores y los trabajadores con objeto de atender las preocupaciones económicas y sociales. Puede reforzar la voz de las partes débiles y reducir la pobreza y las desventajas sociales. Estos objetivos pueden alcanzarse mediante la negociación colectiva para atender las necesidades de las partes y promover acuerdos voluntarios que permitan sostener el bienestar de las personas y las empresas.
El reconocimiento del derecho a la negociación colectiva es esencial para la representación de los intereses colectivos. Esta negociación se basa en la libertad sindical y da cuerpo a la representación colectiva. Además, puede desempeñar un papel importante para mejorar los resultados de las empresas, gestionar el cambio y desarrollar relaciones laborales armoniosas.
La negociación colectiva, como instrumento que propicia el acuerdo entre trabajadores y empleadores sobre las cuestiones que afectan al mundo del trabajo, está vinculada indisolublemente a la libertad sindical. El derecho de los trabajadores y de los empleadores de constituir organizaciones independientes es un presupuesto fundamental de la negociación colectiva y el diálogo social. El derecho de huelga ha sido reconocido internacionalmente como un derecho fundamental de los trabajadores y de sus organizaciones y como un corolario indisociable del derecho de sindicación. Sin embargo, aún hay en todo el mundo millones de personas que no gozan de esos derechos, e incluso cuando éstos son reconocidos, siguen presentándose obstáculos para su aplicación. En algunos países se deniega a determinadas categorías de trabajadores el derecho de sindicación, se suspenden ilegalmente organizaciones de trabajadores y empleadores, o los asuntos internos de éstas son objeto de injerencia. En casos extremos, los sindicalistas son víctimas de amenazas, detenidos, e incluso asesinados.
El ejercicio de los derechos de libertad sindical y de negociación colectiva requiere un entorno habilitante y propicio. Este presupone esencialmente la existencia de un marco legislativo que brinde la protección y garantías necesarias, prevea instituciones destinadas a facilitar la negociación colectiva y resolver los conflictos que puedan presentarse, garantice una administración de trabajo eficiente y, factor de suma importancia, potencie la existencia de organizaciones de trabajadores y de empleadores sólidas y efi caces. Los gobiernos tienen un papel capital que desempeñar para ofrecer un marco de esta índole.

Eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio

  
Convenios de la OIT
La situación económica puede obligar a las personas a malvender su libertad, y la explotación laboral puede revestir diversas formas. Ahora bien, el trabajo forzoso (para utilizar un término breve y de alcance general) es algo muy específico. Ocurre cuando el trabajo o el servicio es exigido por el Estado o por personas que tienen la voluntad y el poder de amenazar a los trabajadores con severas privaciones como, por ejemplo, privarles de alimentos, de la tierra o la remuneración, ejercer violencia física o abusos sexuales contra ellos, limitar sus movimientos o encerrarlos.
Por ejemplo, un trabajador doméstico se encuentra en una situación de trabajo forzoso cuando el jefe de familia le saca sus documentos de identidad, le prohíbe que salga y le amenaza con, por ejemplo, pegarle o no pagarle el salario en caso de desobediencia. Además, el trabajador doméstico también puede trabajar por un salario excesivamente bajo, si bien esto constituye otro problema. Si el trabajador puede irse libremente, no esto constituye trabajo forzoso, sino de explotación.
Otro ejemplo de trabajo forzoso ocurre cuando los aldeanos, lo quieran o no, tienen que contribuir con su trabajo a la construcción de carreteras, de canales de irrigación, etc., y cuando los funcionarios del gobierno, la policía o los jefes tradicionales esgrimen amenazas concretas si los hombres, las mujeres o los niños requisados no acuden a trabajar.
El trabajo en régimen de servidumbre por deudas es, de hecho, una forma de trabajo forzoso muy corriente en un cierto número de países en desarrollo. A veces comienza con un pobre campesino analfabeto que se compromete a trabajar para un intermediario o un terrateniente durante un determinado período de tiempo para saldar una deuda. En ciertas oportunidades la obligación pasa de un miembro de la familia a otro, incluso a los niños, y de una generación a otra. El trabajo exigido rara vez se define o se limita en el tiempo y suele ser manipulado de tal manera que nunca se llega a saldar la deuda. El trabajador pasa a depender del intermediario o del terrateniente y trabaja en condiciones de esclavitud. Las amenazas y, de hecho, el ejercicio de la violencia o la imposición de otros castigos por no trabajar convierten una relación económica - ya de por sí desigual - en una situación de trabajo forzoso.
El tráfico de mano de obra puede dar lugar al trabajo forzoso. Uno de los métodos que los traficantes suelen utilizar para ponerse en posición de fuerza es confiscar los documentos de identidad de las personas que trasladan a efectos de conseguir empleo. En otros casos, les exigen anticipos o les dan préstamos, a raíz de lo cual esas personas quedan atrapadas en una situación de dependencia. Los traficantes pueden también recurrir al rapto, en particular de niños. Cualquiera que sea el caso, los traficantes, las personas relacionadas con ellos o los empleadores en el lugar de destino no permiten a sus víctimas elegir su trabajo ni las condiciones en que lo realizan. La intimidación puede traducirse en la denuncia de la situación ilegal de la víctima a la policía, en agresiones físicas e incluso en abusos sexuales.
La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo obliga a los Estados Miembros a eliminar el trabajo forzoso. Una relación de trabajo debería elegirse libremente y sin que pesen amenazas sobre ella.
Según los países, la definición del trabajo forzoso puede ser más amplia que la de la OIT. La OIT fija normas mínimas que establecen el nivel mínimo aceptable que los países deberían respetar. Claro está, pueden adoptar normas de protección de los trabajadores de nivel más elevado.

Abolición efectiva del trabajo infantil

  
ILO Convenios
Los niños gozan de los mismos derechos humanos que todas las demás personas. Asimismo, al no tener los conocimientos, la experiencia o el desarrollo físico de los adultos ni el poder de defender sus propios intereses en un mundo de adultos, los niños también tienen derechos específicos a ser protegidos en razón de su edad. Tienen derecho, entre otras cosas, a ser protegidos de la explotación económica y del trabajo que sea perjudicial para su salud y moralidad o que impida su desarrollo.
El principio de la abolición efectiva del trabajo infantil implica garantizar que cada niña y cada niño tiene la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial físico y mental. Apunta a eliminar todo trabajo que ponga en peligro la educación y el desarrollo de los niños. Esto no significa interrumpir todos los trabajos realizados por niños. Las normas internacionales del trabajo permiten hacer una distinción entre lo que constituye formas aceptables y formas inaceptables de trabajo para niños de distintas edades y etapas de desarrollo.
Este principio abarca tanto el empleo formal como las actividades en la economía informal donde, de hecho, se encuentra la mayoría de las formas inaceptables de trabajo infantil. Abarca las empresas familiares, las empresas agrícolas, el servicio doméstico y el trabajo no remunerado realizado en virtud de diferentes usos regidos por la costumbre y que los niños realizan a cambio de comida y techo.
Para lograr la abolición efectiva del trabajo infantil, los gobiernos deberían fijar y aplicar una edad mínima o edades mínimas en las que los niños pueden ser admitidos en algunos tipos de trabajo. Dentro de ciertos límites, las edades pueden variar conforme a las circunstancias sociales y económicas nacionales. La edad mínima general de admisión al empleo no debería ser inferior a la edad en que se completa la enseñanza escolar obligatoria, o en todo caso no menos de 15 años. No obstante, los países en desarrollo pueden hacer ciertas excepciones a esta norma; se puede establecer una edad mínima de 14 años cuando la economía y los medios de educación están insuficientemente desarrollados. En ciertos casos, se permite que niños que tienen dos años menos que la edad mínima de admisión general al empleo realicen trabajos ligeros.
No obstante, los tipos de trabajo ahora denominados "las peores formas de trabajo infantil" son absolutamente inaceptables para todos los niños menores de 18 años de edad, y su abolición requiere una acción urgente e inmediata. Estas formas comprenden prácticas inhumanas como la esclavitud, el tráfico, la servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso; la prostitución y la pornografía; el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños con fines militares y la utilización de niños para la realización de actividades ilícitas como el tráfico de drogas. Los tipos de trabajo peligroso que pueden dañar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños deben ser determinados en el plano nacional por los gobiernos en consulta con las organizaciones de trabajadores y de empleadores.
Es fundamental que en toda estrategia efectiva destinada a abolir el trabajo infantil se asegure el acceso a una enseñanza básica adecuada. La educación debe formar parte de una serie de medidas que apunten a combatir los múltiples factores como, por ejemplo, la pobreza, la falta de concienciación sobre los derechos de los niños y los sistemas de protección social inadecuados, que dan lugar a la existencia de trabajo infantil y hacen que éste perdure.

Eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación

  
Convenios de la OIT
La discriminación en el empleo puede observarse en contextos muy diferentes - desde los altos edificios de oficinas hasta las aldeas rurales - y revestir formas muy variadas. Puede afectar a hombres o mujeres por motivo de sexo, o porque su raza o color de piel, extracción nacional u origen social, religión, u opiniones políticas difieren de las de los demás. Con frecuencia, los países deciden prohibir las distinciones o exclusiones e impedir la discriminación por otros motivos como la discapacidad, el VIH/SIDA o la edad. La discriminación en el empleo resta oportunidades a las personas y priva a la sociedad de lo que esas personas pueden y deberían aportar.
La eliminación de la discriminación comienza con el desmantelamiento de las barreras y la decisión de garantizar la igualdad de acceso a la formación, y a la educación, así como a la posibilidad de poseer y utilizar recursos tales como la tierra y el crédito. Prosigue con la fijación de condiciones para establecer y hacer funcionar empresas de todo tipo y tamaño, y con la adopción de políticas y prácticas en materia de contratación, distribución de tareas, condiciones de trabajo, remuneración, prestaciones, ascensos, despidos y terminación de la relación de empleo. Los méritos y la capacidad para desempeñar un trabajo, y no características irrelevantes, deberían ser la pauta que ha de seguirse.
La discriminación en el empleo o la ocupación puede ser directa o indirecta. La discriminación directa existe cuando la legislación, la reglamentación o la práctica cita explícitamente un motivo específico, como el sexo, la raza, etc. para negar la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, si una mujer, y no un marido, debe obtener el consentimiento del cónyuge para solicitar un préstamo o un pasaporte necesarios para iniciar una actividad laboral, se trataría de una discriminación directa por motivo de sexo.
La discriminación indirecta ocurre cuando la reglamentación o la práctica son aparentemente neutrales, pero en la práctica llevan a la exclusión. Por ejemplo, exigir que los postulantes a un trabajo tengan una cierta altura podría excluir de una manera desproporcionada a las mujeres y a los miembros de ciertos grupos étnicos. A menos que una altura específica sea absolutamente necesaria para realizar la tarea considerada, esto sería un ejemplo de discriminación indirecta.
La igualdad en el trabajo significa que todas las personas deben tener las mismas oportunidades para desarrollar plenamente los conocimientos, las calificaciones y las competencias que corresponden a las actividades económicas que desean llevar a cabo. Las medidas para promover la igualdad deben tener en cuenta la diversidad de las culturas, los idiomas, las circunstancias familiares y la capacidad de leer y de realizar cálculos elementales. Para los campesinos y los propietarios de pequeñas empresas o empresas familiares, en particular en el caso de las mujeres y los grupos étnicos, la igualdad de acceso a la tierra (incluso por herencia), la formación, la tecnología y el capital es fundamental.
En el caso de los empleados y de los trabajadores independientes (o por cuenta propia), la no discriminación en el empleo depende de la igualdad de acceso a una educación de calidad antes de entrar en el mercado de trabajo. Este aspecto es de fundamental importancia para las niñas y los grupos desfavorecidos. Una división más igualitaria del trabajo y las responsabilidades familiares en el hogar permitiría también que un mayor número de mujeres tengan mejores oportunidades laborales.
Se necesitan medios eficaces para enfrentar los retos que plantea la discriminación. Los principios de la OIT fijan límites mínimos. La legislación y la práctica nacionales pueden ser más amplias y comprender disposiciones más generales para la eliminación de la discriminación en el trabajo.

FUENTE: ilo.org

1º de Mayo. Día del Trabajador. Argentina, Ministerio de Educación




En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga. 

En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas. 


El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, cuatro líderes anarquistas fueron acusados, juzgados sumariamente y ejecutados


En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. 
Esta reivindicación fue emprendida por obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.


El Congreso de París de la Segunda Internacional acordó celebrar el "Día del Trabajador" el 1º de mayo de cada año. 


Desde 1890, los partidos políticos y los sindicatos integrados en la Internacional han dirigido manifestaciones de trabajadores en diversos países en petición de la jornada de 8 horas y como muestra de fraternidad del proletariado internacional. 


Este origen reivindicativo y de lucha obrera se asocia con el 1º de mayo, cuya celebración ha pasado por diversos avatares según el país y su régimen político. En la actualidad, casi todos los países democráticos lo festejan, mientras que los sindicatos convocan a manifestaciones y realizan muestras de hermandad. 


En 1954, la Iglesia católica, bajo el mandato de Pío XII, apoyó tácitamente esta jornada proletaria, al declarar ese día como festividad de San José obrero. 


Durante el siglo XX, los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. 


En Argentina, entre las leyes sociales, se pueden citar: la ley 4661 de descanso dominical; la ley 9688, que establece la obligación de indemnizar los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales aunque no medie culpa patronal; la ley 11.544, que limita la jornada laboral a 8 horas y la "Ley de despido", que trata del preaviso y de las indemnizaciones correspondientes. 


En nuestro país el 1º de mayo es feriado nacional por la Ley 21329 de Feriados Nacionales y Días no Laborables.
Relato de la ejecución

"...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos... abajo la concurrencia sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... plegaria es el rostro de Spies, firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora... los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable..."
José Marti (Corresponsal en Chicago de "La Nación" de Buenos Aires)


Breve reseña

El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista), August Spies (alemán, 31 años, periodista), Adolph Fischer (alemán, 30 años, periodista) y Georg Engel (alemán, 50 años, tipógrafo). Louis Linng (alemán, 22 años, carpintero) se había suicidado antes en su propia celda. A Michael Swabb (alemán, 33 años, tipógrafo) y Samuel Fielden (inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil) les fue conmutada la pena por cadena perpetua y Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor) fue condenado a 15 años de trabajos forzados.

 
FUENTE: me.gov.ar

1º de Mayo. Día del Trabajador. Cómo se celebró el 1º de mayo en la Historia Argentina. El historiador, Felipe Pigna


El 1° de Mayo en la Argentina
El 1º de mayo de 1886 comenzó en Chicago un movimiento en reclamo de las ocho horas de trabajo. La manifestación fue brutalmente reprimida y terminó con la ejecución de cuatro trabajadores anarquistas, ahorcados tras un proceso irregular el 11 de noviembre de 1887. En 1889, la Segunda Internacional decidió instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la memoria de los trabajadores que murieron luchando por una jornada de ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de mayo de 1890. A continuación reproducimos un artículo de la Revista Panorama, publicado en mayo de 1970, donde Oscar Troncoso recorre más de 70 años de luchas obreras en la historia argentina.
Autor: Revista Panorama Nº 210, Oscar A. Troncoso, 4 al 10 de mayo de 1970.
En plena zona de la Recoleta se celebró por primera vez el Día de los Trabajadores en la Argentina. En la sede del Prado Español, ubicado en lo que hoy es uno de los barrios exclusivos de Buenos Aires, la reunión se inició a las 3 de la tarde del 1° de mayo de 1890 y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”.
Por iniciativa del club de trabajadores alemanes Worwaerts se había constituido un comité obrero para convocar al mitin a todos los asalariados. Para eso redactaron un manifiesto en el que explicaban, que “reunidos en el Congreso de París del año pasado los representantes de los trabajadores de diversos países, resolvieron fijar el 1° de mayo de 1890  como fiesta universal de obreros, con el objeto de iniciar la propaganda en pro de la emancipación social”.
En el mitin hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas. Los diarios comentaron con asombro ese hecho, al que consideraban “extraño a las costumbres del país”. La Nacióndijo, por ejemplo, que “había en la reunión poquísimos argentinos, de lo que nos alegramos mucho”. Otro periódico, La Patriaironizaba porque “todos los oradores hablaron en el sentido de que era necesario que se aumentaran los salarios y se disminuyeran las horas de trabajo, lo que es algo que sobrepasa los límites de los excelente”.
Más avisado, el cronista de El Nacional, recalcó que en los discursos se observaban “bien dibujadas las diferencias que aquí, como en todas partes, dividen a los obreros en dos grupos: anarquistas y socialistas”. La reflexión fue confirmada cuando estos últimos, al año siguiente, prepararon un acto similar; recibieron la negativa anarquista y la celebración fracasó.

A SANGRE Y FUEGO. Las conmemoraciones del 1° de mayo se reiniciaron cuando cada fracción del movimiento obrero organizó actos en forma independiente, aunque las condiciones del medio ambiente fueron adversas y con características luctuosas en 1904 y 1905.
En 1909 los hechos tomaron rasgos muy graves al atacar la policía el mitin anarquista en la plaza Lorea, provocando catorce muertos y ochenta heridos. “Ancianos,  hombres inermes, madres con sus hijos en brazos- decía un manifiesto- han sido fusilados por la espalda cuando para salvarse se alejaban. ¡Viva la huelga general! ¡Fuera el jefe de la policía, el verdugo de Falcón!” El dolor obrero unió a socialistas y anarquistas, y el lunes 3 el trabajo se paralizó completamente. Durante el entierro de las víctimas se produjeron nuevas refriegas con la policía, se levantaron barricadas y los tiroteos duraron toda la noche. Por ocho días se detuvo en absoluto la vida industrial y comercial de Buenos Aires en una de las actitudes más enérgicas y duraderas que registra el movimiento obrero argentino y que se conoció como la “huelga general de la semana de mayo”.
Los ánimos quedaron encrespados y unos meses después una bomba anarquista arrojada por Simón Radowitsky mató al coronel Falcón y a su secretario. La represalia no se hizo esperar; expulsaron del territorio nacional a los militantes obreros extranjeros y encarcelaron por centenares a los argentinos. Cuando se acercó el 1° de mayo del años centenario de la Revolución de 1810, los sentimientos patrióticos se exacerbaron y grupos de niños bien, amparados por la policía, atacaron, destruyeron e incendiaron bibliotecas, locales sindicales y empastelaron la redacción y los talleres de La Vanguardia y La Protesta.

DUELO Y FIESTA. En los años sucesivos alternaron la represión con la seducción. Fue cuando apareció la Liga Patriótica, de Manuel Carlés, impartiendo a los obreros lecciones de “amor al país”, premiaba a los trabajadores no agremiados y costeaba obras de beneficencia por  intermedio de las damas de clase alta. Durante los 1° de mayo estas señoras repartían ropas a los pobres, junto con catecismos “para que fueran buenos y no existieran luchas sociales”, tal como lo proclamaban los volantes de la época.
No obstante todos los inconvenientes y las desnaturalizaciones, la fecha obrera se fue afirmando paulatinamente, hasta llegar al 28 de abril de 1930, cuando el presidente Hipólito Yrigoyen decidió instituir el 1° de mayo como “fiesta del Trabajo en todo el territorio de la Nación”, porque según los considerados “es universalmente tradicional consagrar ese día como descanso al trabajo”.
Producido el movimiento militar del  6 de septiembre de 1930, tuvieron que hacerse al año siguiente insistentes gestiones ante el presidente Uriburu para que autorizara los actos del 1° de mayo. Obtenido ese permiso en 1931, pudieron desfilar los socialistas con grandes carteles que decían: “Por una Argentina grande y justa, económicamente próspera y políticamente libre”.
Durante la década de los años 30 las condiciones fueron difíciles para la tradicional recordación y las manifestaciones obreras en esa fecha desfilaban por las calles, solían pasar por casas con puertas atrancadas y ventanas cerradas. Es que seguía imperando el miedo tradicional, nutrido por los graves sucesos de la época, temiéndose que algo imprevisto y terrible fuera a suceder. Hacia 1940, en un gran acto del 1° de mayo, militares de trabajadores argentinos repudiaron desde Buenos Aires el avance del nazismo europeo y reclamaron medidas progresistas en el país.
Después del golpe militar del 4 de junio de 1943, en los festejos del 1° de mayo de 1944, los comunistas chocaron con la policía en plaza Once, registrándose gran número de heridos. Al año siguiente, esa celebración coincidió con la caída de Berlín y con los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, lo que motivó una severa vigilancia por parte del Ejército para evitar que se realizaran manifestaciones en favor de los países aliados.

BAILES Y REINAS DEL TRABAJO. A partir del 1° de mayo de 1947 las características variaron sustancialmente, porque fue la primera celebración bajo el gobierno peronista. El programa de festejos fue en esos años más o menos similar: comenzaba con un discurso del secretario general de la CGT, otro de Evita y culminaba con la palabra de Perón. Luego se presentaban números artísticos en los que intervenían figuras populares (Hugo del Carril, Antonio Tormo, Hermanos Abalos) y tras un gran desfile de carrozas se elegía la Reina del Trabajo. Los opositores (socialistas y comunistas, entre ellos) debían recordar la fecha en días anteriores y en actos que sólo eran permitidos fuera del radio céntrico.
Sin embargo, el último 1° de mayo que Perón vivió desde la Casa Rosada tuvo otra tónica. Fue en 1955: el secretario general de la CGT, Eduardo Vuletich, después de atacar violentamente a la Iglesia Católica, manifestó que “la central obrera, por intermedio de sus legisladores, postulará eliminar la enseñanza religiosa y separa a la Iglesia del Estado”. A su vez, el propio Perón completó aquella idea: “el Pueblo, por medio de sus representantes, ha de decir su última palabra. Si el pueblo decide que han de irse, se irán”.

ANTIPERONISMO Y RETORNO. Derrocado Perón, los opositores recobraron aquel derecho y lo perdieron los peronistas. En 1956 el Partido Socialista realizó una gran manifestación bajo el lema: “Otra vez el 1° de mayo libre y obrero. ¡Viva el legado de Mayo y Caseros!”; la gran columna partió desde la destruida Casa del Pueblo y llegó hasta el monumento de Sáenz Peña, donde se había levantado un palco para los oradores. “Fuimos leales a la clase trabajadora –dijo entonces Américo Ghioldi- a la que no abandonamos, a la que no negamos por sus errores”.
En 1964, durante la presidencia de Arturo Illia, los actos se desarrollaron sin mayores incidentes; la CGT se limitó esa vez a depositar una corona de flores junto al monumento al general San Martín, anunciando la aplicación de la Segunda Etapa del Plan de Lucha. Andrés Framini en el Sindicato de Obreros del Caucho se refirió al regreso de Perón al país, “que se efectuará -afirmó- previa visita a Egipto, India y la China de Mao. No habrá resistencia que impida su reintegro a la vida argentina”.
Al año siguiente la CGT recordó el 1° de mayo en la plaza Once. Allí habló José Alonso, secretario general, se produjo un gran desorden y fue desalojado de la tribuna por peronistas en desacuerdo con su conducción; cuando pudo recuperar el micrófono, terminó su discurso con esta advertencia: “No pierdo el tiempo haciendo el juego a la reacción con gritos y ruidos y me dedico a trabajar por los trabajadores”. Declaró en esa fecha iniciada la Quinta Etapa del Plan de Lucha.

PROHIBIDO Y CONSAGRADO. La “revolución argentina” inaugurada por el general Juan Carlos Onganía prohibió la conmemoración del 1° de mayo con actos públicos. Pero al cumplirse el primer aniversario bajo su gobierno, en momento en que el cardenal Antonio Caggiano celebraba en la Catedral metropolitana la Misa del Trabajador, fue interrumpido por un grupo de jóvenes capitaneados por Juan García Elorrio, quien intentó leer esta oración: “En este día doloroso no pueden expresar libremente las angustias de sus familias y sindicatos frente a la acción devastadora de un plan económico al servicio del capitalismo”. El mismo día, el obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá afirmaba que la misión sacerdotal “no consiste tanto en hacer algunas obras para mitigar el mal, cuanto en denunciar la injusticia de una estructura social basada en algunos principios que poco tienen de evangélicos”.
Es que el 1° de mayo había dejado de ser la celebración de un grupo de rebeldes, para convertirse en una jornada de afirmación política, de lucha social, de reivindicación proletaria y también de homenaje silencioso. Ya no interesa mayormente la forma en que se lo conmemora, puesto que su perdurabilidad está asegurada por más de siete décadas de historia argentina.

FUENTE: elhistoriador.com.ar

1º de Mayo. Día del Trabajador. El historiador, Felipe Pigna




Algunos almanaques todavía insisten: 1º de Mayo "Día del Trabajo". Pero siempre fue más justo hablar del día de los trabajadores. Todo comenzó a fines de abril de 1886, cuando un grupo de obreros anarquistas lanzó en Chicago una campaña para lograr la jornada de ocho horas, cuando se trabajaban 14 y a veces más.
No había límites para la explotación y, como lógica contrapartida, tampoco los había para la utopía de los dueños de nada, que querían dar vuelta un mundo que ya estaba patas para arriba. El 1º de mayo convocaron a una gran manifestación. Allí estaban los obreros con sus mujeres y sus hijos. Para ellos querían las ocho horas, para poder estar con su familia, para poder ver crecer a su hijos, para terminar con el oprobio de llegar con todo el cansancio en el cuerpo a sus casas, ver dormir a sus hijos y levantarse a las pocas horas para volver a la fábrica, para leer y formarse, para poder compartir la vida y los sueños con sus mujeres.
Pero sus justos reclamos fueron violentamente reprimidos por la policía y quedaron tendidos sobre el empedrado dos trabajadores muertos. Tres días después se convocó a otra marcha y esta vez la represión fue peor. En medio de la confusión alguien arrojó una bomba y murieron varios uniformados.
El agresor nunca pudo ser identificado y se sospechó que pudo tratarse de un provocador de la patronal. La mayor democracia del mundo respondió brutalmente. Se desató de inmediato la furia policial y en pocos minutos los muertos obreros se contaban por decenas. El saldo final fue de ochenta trabajadores fallecidos y doscientos heridos.
Desde el poder se lanzó la "caza del anarquista". Fueron detenidos ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Se trataba de Adolph Fischer, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Tras un breve y parcial proceso, los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de de 1887.
Poco antes de morir, George Engel, que había nacido en Alemania hacía 50 años, alcanzó a decir ante el tribunal: "¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar". Lingg prefirió suicidarse con una bomba que él mismo había preparado en la cárcel antes de padecer la “justicia del sistema”. Michael Schwab y Samuel Fielden fueron condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe, a 15 años de reclusión.
Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que no reconocía en aquel tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compañeros era de una justicia tan evidente que no había nada que demostrar y que ellos luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: “Cuatro horas de trabajo por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte". Porque, claro, las ciencias y el arte deben ser para todos. Siete años más tarde los detenidos fueron indultados por el gobernador del estado de Illinois.
En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París, acordó fijar el 1º de mayo de cada año como el día de los trabajadores, una jornada que deberá ser de lucha y recuerdo de sus compañeros, de aquellos "mártires de Chicago".
Al año siguiente, los representantes del incipiente movimiento obrero argentino se reunieron en el Prado Español y decidieron conmemorar en adelante el 1º de mayo en nuestro país. Entre 1880 y 1901 se multiplicaron las sociedades de resistencias, se fundaron numerosos gremios, como el de los panaderos, aquellos que estigmatizaban a los curas y a los militares desde algo tan cotidiano y masivo como las facturas, bautizándolas con nombres como "sacramentos", "bolas de fraile", "vigilantes", "cañoncitos", "bombas de crema" y "suspiros de monja".
Floreció la prensa obrera con sus dos grandes exponentes La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta, la voz de los anarquistas, que comenzó a editarse en 1897, un año después que Juan Bautista Justo fundara el Partido Socialista. La idea de una central única de trabajadores se concretó en mayo de 1901 con la creación de la Federación Obrera Argentina, la FOA, que nucleaba a la mayoría de los gremios del país. En aquel año recordaba un militante obrero: "...la manifestación obrera conmemorativa del 1º de Mayo fue disuelta en Buenos Aires por la policía a sablazos, produciéndose el tumulto consiguiente".
El gobierno conservador del general Roca comenzó a preocuparse y promovió la aprobación de un proyecto de ley presentado en 1899 por el inspirado senador Miguel Cané. El 22 de noviembre de 1902, la iniciativa del autor de Juvenilia quedó convertida en la ley 4144, conocida como "de Residencia". Contrariando hasta el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional, permitía la expulsión hacia sus países de origen de los extranjeros llamados "indeseables", es decir, militantes sindicales y sociales.

En la mayoría de los casos, el "agitador" extranjero expulsado a su país de origen, al llegar a su destino, era condenado a muerte o a cadena perpetua, cuando se trataba de emigrados que huían de las persecuciones y eran atraídos por la promesa de libertad declamada hasta el cansancio por los sucesivos gobiernos patrios. Ante esta grave situación, el gremio de los marítimos armó una pequeña línea de barquitos a la que llamó "Flotilla Libertaria", que recorría permanentemente el Río de la Plata entre los puertos de Buenos Aires y Montevideo para rescatar a los deportados que lograban arrojarse al agua desde los barcos. La Flotilla Libertaria logró rescatar en aquellos años a centenares de militantes que se reintegraron a la lucha.
Las condiciones miserables de vida continuaron y se agravaron y, pese a la represiva ley 4144, el movimiento obrero reaccionó enérgicamente y decretó a principios de noviembre de 1902, a través de la FOA, la primera huelga general de la historia argentina.
La primera década del siglo XX estuvo marcada por la acción sindical anarquista y la acción política del socialismo. Por aquellos años las ideas brotaban como de un manantial que se expresaba en el notable crecimiento de la difusión de los periódicos anarcosindicalistas, la fundación de bibliotecas y de las "Escuelas Modernas", que refutaban los conceptos y los contenidos de la educación oficial y capitalista; las huelgas generales y las grandes movilizaciones obreras. La rebelión en el "Granero del Mundo" parecía imparable.
El acto del 1º de Mayo de 1905 se realizó frente al Teatro Colón y mientras estaban haciendo uso de la palabra los oradores, el gobierno lanzó un escuadrón de 120 policías a caballo, los famosos "cosacos", contra la multitud, mientras que un escuadrón de bomberos policiales la atacó por otro frente. Sobre la plaza Lavalle quedaron tendidos cuatro muertos y más de cincuenta heridos. Los detenidos se contaron por centenas.
Un informe policial da cuenta de la detención de un obrero anarquista al que se lo encontró "famélico, en grave estado de desnutrición". El oficial escribiente detallaba que entre las pertenencias del detenido se encontraron 100 pesos y que al ser interrogado se le preguntó por qué no había usado parte de ese dinero para alimentarse; el detenido contestó con toda su poderosa y ejemplar humildad: "esa plata es del sindicato, de mis compañeros que tienen tanto hambre como yo pero dan lo poco que tienen para la causa redentora de la humanidad, para que sus hijos vivan un mundo que merezca ser vivido".

domingo, 1 de mayo de 2011

CONSTITUCIÓN NACIONAL: ART 14 Y 14 BIS

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Art. 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
...
Art. 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.

Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.

El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.

  • Constitución
  • SANTA FE, 22 de agosto de 1994
  • Boletín Oficial, 23 de agosto de 1994
  • Vigente, de alcance general

FUENTE: infojus.gov.ar

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DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJO: 1° DE MAYO

---DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
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Se celebra el Día Internacional de los Trabajadores en todo el mundo, en homenaje a todos los hombres y mujeres que cumplen con una esencial norma de vida, con anónimo esfuerzo, en las distintas actividades, logrando con su labor cotidiana, fortalecer el espíritu, forjar el carácter, y sentirse digno ante la familia y la sociedad en la que se inserta.

El "ganarse el sustento" otorga a la vez al individuo, Derechos y Obligaciones.

En la segunda mitad del Siglo XIX, con el rápido avance industrial, creció mucho la masa trabajadora de hombres y mujeres. El gran desarrollo del proletariado originó que se produjera el abuso de los capitales en detrimento de los salarios obreros, lo que produjo enfrentamientos, agitaciones y luchas entre ambos sectores.

Los trabajadores lograron agruparse en sindicatos para defender sus derechos y lograr mejoras en su labor.

En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor.

En dicho Congreso se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligara al sector patronal estadounidense a respetar la jornada de ocho horas, y si no, se iría a la huelga, con mítines y concentraciones obreras.

Gracias a la incansable lucha del trabajador mecánico Ira Steward, en 1886, el Presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson había promulgado la llanada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias.

Pero esta Ley no se cumplió, por lo que las organizaciones laborales y sindicales de USA comenzaron a luchar por su cumplimiento.

El 1º de mayo de 1886, los obreros unidos exclamaban: "A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más". Con la negativa de la patronal, los obreros, (350.000 trabajadores), organizados, paralizaron el país productivo, con más de cinco mil huelgas.

El resultado fue exitoso para la masa obrera en todos lados, menos en Chicago.

El Chicago Tribune, según detallan las crónicas, publicó: «El plomo es la mejor alimentación de los huelguistas», y pedía para éstos prisión y trabajos forzados como «l única solución posible a la cuestión social».

Los enfrentamientos de los trabajadores de la fábrica McCormik llevaban más de dos meses de agitaciones, con los patrones y rompehuelgas contratados para tales efectos.

El 1º de mayo de 1886 el choque fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de mayo se congregaron los obreros frente a la McCormik.

Fue rechazada la manifestación y hubo 6 muertos y numerosos heridos.

Se realizó un mitin en la Plaza Haymarket, donde los más destacados dirigentes sindicales harían uso de la palabra. En pleno acto, la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. Una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos, lo que provocó una reacción mayor de las fuerzas policiales que atacaron despiadadamente con un resultado de 38 muertos y 115 heridos.

Condenados algunos dirigentes a muerte el 20 de agosto, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1886. (1)

Después de realizarse el Congreso Internacional de Trabajadores en julio de 1889 en París, fijaron el día 1º de mayo como día de ratificación de los derechos de los trabajadores y de reclamos contra las arbitrariedades sociales.

Al año siguiente, en 1890, quince naciones reunidas en Berlín, realizaron el tratamiento de la intervención del Estado en lo relacionado a las tareas laborales. Así nació la idea y la necesidad de crear un organismo internacional que velara por los Derechos y Deberes emanados del trabajo, así como informar y asesorar.

Así nació la Oficina Internacional del Trabajo, que más adelante se transformó en OIT (Organización Internacional del Trabajo), con residencia en Ginebra, bajo el control de las Naciones Unidas.
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FUENTE: REDAR
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DÍA DEL TRABAJADOR: 1° DE MAYO

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Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo.
Thomas Jefferson---
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Si respetas la importancia de tu trabajo, éste, probablemente, te devolverá el favor.
Mark Twain
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He ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido.
Leonardo Da Vinci
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El trabajo es la fortuna del hombre.
Doménico Cieri Estrada
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No basta trabajar, es preciso agotarse todos los días en el trabajo.
Auguste Rodin
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Todo trabajo que enaltece la humanidad tiene dignidad e importancia y debe emprenderse con excelencia esmerada.
Martin Luther King

Pensándolo bien no hay otra solución para el progreso del hombre que un honesto día de trabajo, las decisiones tomadas diariamente, las expresiones generosas y las buenas acciones del día.
Ralph Waldo Emerson
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El mejor remedio contra todos los males es el trabajo.
Charles Baudelaire
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El trabajo que un hombre desconocido ha hecho es como un arroyo de agua que corre oculto en el subsuelo secretamente haciendo verde la tierra.
Thomas Carlyle
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Sin trabajo nada prospera.
Sófocles

Si un hombre ama su trabajo, por encima del éxito o la fama, es un elegido de dios.
Robert Louis Stevenson
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El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las acaba.
Petrus Jacobus Joubert
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El fin de un trabajo es principio de otro.
Séneca
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Mejor se guarda lo que con trabajo se gana.
Séneca
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Todo es posible a quien no teme los trabajos.
Séneca
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FUENTE: FRASES Y PENSAMIENTOS---
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