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viernes, 4 de septiembre de 2020
Primavera Poética
Ya es el mes de septiembre y dentro de poco la primavera nos acercará nuevos colores y fragancias
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Autor Shua,
Autor: BORNEMANN Elsa,
AUTOR: SHUA Ana María,
AUTOR: WALSH María Elena,
LITERATURA,
LITERATURA Poesías
lunes, 13 de abril de 2020
ZOOLOCO !! Los limericks de M. E. Walsh leídos por nuestra bibliotecaria Graciela!
👋👋 ¡ HOLA LECTORES !👋👋
HOY QUEREMOS COMPARTIR UNOS POEMAS DE MARÍA ELENA WALSH
QUE SE LLAMAN "LIMERICKS"
UN LIMERICK ES UNA POESÍA CON UNA RIMA ESPECIAL: EL PRIMER VERSO RIMA CON EL SEGUNDO, EL TERCERO CON EL CUARTO Y EL QUINTO VERSO CON EL PRIMERO Y SEGUNDO.
EN ESTE CASO LES ACERCAMOS LOS LIMERICKS DE ZOO LOCO
AQUÍ LES LEE LA BIBLIOTECARIA GRACIELA
¡¡ QUE LO DISFRUTEN !!
domingo, 21 de agosto de 2016
2016- ¡FELIZ DÍA DEL NIÑO! Que se vengan los chicos, María Elena Walsh por Los Arroyeños. Video.
miércoles, 8 de junio de 2016
2016- PROYECTO CON 3º A Y B. MARÍA ELENA WALSH
LOS CHICOS DE 3º TM ESTÁN DISFRUTANDO DE ESTA AUTORA ARGENTINA.
PODÉS ENTRAR EN EL SIGUIENTE LINK QUE TE LLEVA A TODO LO PUBLICADO EN EL BLOG ACERCA DE ELLA Y SU OBRA.
http://bibliotecaescuela8de8.blogspot.com.ar/search/label/AUTOR%3A%20WALSH%20Mar%C3%ADa%20Elena
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AUTOR: WALSH María Elena,
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María Elena Walsh. CUENTOPOS DE GULUBÚ. MURRUNGATO DEL ZAPATO
MURRUNGATO DEL ZAPATO
El gato Murrún no era empleado ni sastre ni militar.
El gato Murrún no era bailarín ni heladero.
El gato Murrún era nada más que linyera, profesión muy respetable entre los gatos, los gatolines y los gatiperros.
Vivía vagando, con su colita a cuestas, por la calle y por la plaza, la azotea y la terraza, sin tener dueño ni casa.
Una noche fría y lluviosa trotaba muy alicaído pensando dónde dormir.
Y de repente... ¡Oooh!
Allí, junto al cordón de la vereda, vio un gran zapato viejo.
Como Murrún era muy chiquito, se lo probó, es decir, se acurrucó dentro del zapato, y comprobó que le iba de medida. Y que además era abrigado y no dejaba pasar la lluvia. (No sé si ustedes habrán observado que los gatos y las gotas no se llevan nada bien.)
Ronroneó y se durmió, con la puntita de la cola asomada por el agujero del zapato.
Durmió y réquete durmió. Roncó y réquete roncó y a la mañanita se despertó.
Murrún quiere desperezarse y lavarse la cara, pero… ¿qué pasa?
El zapato está lleno de tierra húmeda. Murrún no puede respirar, se ahoga, tiene que darse vuelta trabajosamente y asomar el hocico por el agujero para tomar un poco de aire.
¿Qué es esto? ¿Quién ha llenado de tierra mi casa mientras yo dormía?
Murrún se pone a arañar valientemente para remover los terrones. Le cuesta mucho, porque están endurecidos por el sol, que ya brilla en el último piso del cielo.
Por fin consigue asomar el hocico al aire... ¿Y qué es lo que ve?
¡Una Plantita! ¡Una Plantita, muy instalada y plantada en el zapato, en su zapato!
—¡Qué bonito! —dijo Murrún.
—Gracias —contestó la Planta, creyendo que era un piropo.
—¿Quién te ha dado permiso para instalarte en mi casa?
—Estaba tan cansada de vivir siempre quieta en el mismo lugar... —le contestó la Planta—, soñaba con mudarme a un zapato y pasearme de aquí para allá, de allá para aquí, ir a visitar a la mamá del alhelí.
—¡Eso sí que no! —rezongó Murrún—, está muy bien que un Gato Murrungato viva en un zapato, pero tú ¿para qué quieres zapatos si no tienes pies?
—Yo soy Planta —le contestó ella muy orgullosa—, y aunque no sea planta de pie, igual tengo derecho a vivir en un zapato, sí señor.
—¡Pero este zapato es mi casa y no quiero inquilinos! ¡Fffff!
—¡Qué lástima! —lloriqueó la Plantita—, tendré que pedirle a Felipe que me trasplante otra vez a la vereda donde todos me pisotean... ¡Ay, yo que soñaba tanto con viajar en zapato por el mundo! ¡Ay, qué va a ser de mí, de mí y de la mamá del alhelí!
Murrún se lavaba la cara de muy mal humor.
—Justo cuando había encontrado una casa tan linda... —rezongaba entre lengüetazo y lengüetazo.
—Bueno, si te molesto me voy —dijo la Planta.
—¿Cómo te vas a ir si no tienes patitas, tonta?
—Y, esperemos que pase Felipe y me trasplante a la vereda —dijo ella lloriqueando.
—Esperemos que pase Felipe... —suspiró Murrún con cara de mártir.
Y mientras esperaban los dos muy callados, la Plantita, ya que no tenía nada que hacer, se puso a dar flores.
Un montón de flores, como cuatro:
una celeste,
una colorada,
una amarilla
y una más grande.
Murrún vio las flores y se puso bizco de la sorpresa. No atinó a decir ni mu ni miau ni prr ni fff.
Estiró la patita para juguetear un poco con ellas... Y el viento las movía, y Murrún trataba de acariciar las flores muy suavemente, escondiendo las uñas.
—Cuidado, no las arañes —dijo la Planta.
—Debo reconocer —contestó Murrún sin dejar de jugar— que aunque eres una Planta muy molesta, tus flores son realmente lindas y peripuestas.
—No faltaba más —dijo la Planta modestamente, bajando las hojas.
—Y tienen rico perfume —dijo Murrún con el hocico pegado a los pétalos—. La verdad es que me gustaría tenerlas siempre cerca, para jugar.
—Si ahora te gusto más —dijo tímidamente la Planta—, ¿por qué no me llevas a pasear en zapato, como era mi ilusión?
—¿Estás loca? —contestó Murrún.
—Todo el mundo te miraría con admiración, porque nadie ha visto nunca algo tan maravilloso. Viajaríamos... Yo andaría de aquí para allá, de allá para aquí, vería a la mamá del alhelí.
Entonces Murrún lo pensó bien. Él también estaba cansado de vagabundear solo. Y dijo:
—Bueno.
Murrún se olvidó de su mal humor y empuñó los cordones.
Allá se fue, llevando a la Plantita con sus flores a pasear en Cochezapato por el mundo.
Y así, con un garabato,
se acaba el cuento de Murrungato.
EN: Walsh, María Elena. Cuentopos de Gulubu. Buenos Aires, Alfaguara, 2010.
FUENTE: megustaleer
jueves, 8 de mayo de 2014
2014. PROYECTO: CANCIONES PARA SALUDAR A LA BANDERA en TM. Como la cigarra, Mercedes Sosa, LETRA: María Elena Walsh
COMO LA CIGARRA
Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.
Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.
Cantando al sol como la cigarra...
Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.
Cantando al sol como la cigarra...
Letra: María Elena Walsh
FUENTE: me.gov.ar
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AUTOR,
AUTOR: WALSH María Elena,
EFEMÉRIDES,
EFEMÉRIDES Día de la MEMORIA 24 de marzo,
MÚSICA: SOSA Mercedes,
PROYECTO,
PROYECTOS 2014
sábado, 29 de junio de 2013
Música para imaginar: canciones de María Elena Walsh (Videos) conectate
Música para imaginar
Las canciones de María Elena Walsh viajan de generación en generación transformándose en clásicos populares. Clips animados para volver a disfrutar de inolvidables composiciones como Manuelita o El show del perro salchicha.
Temporadas disponibles para la lista emisión
sábado, 15 de septiembre de 2012
PLAN NACIONAL DE LECTURA: EL LIBRO DE LECTURA DEL BICENTENARIO. NIVEL INICIAL
ÍNDICE
11 A L B A S I N I, M A R I O. UNA CAJA NO ES VIDA PARA UNA PULGA
21 K A U F M A N, R U T H. LOS LEONES NO COMEN BANANA
27 C A B A L, G R A C I E L A. JACINTO
37 L Ó P E Z, HORACIO. NINGÚN BICHO CLAVA UN CLAVO
45 R A M O S, M A R Í A C R I S T I N A. POEMAS
51 W A L S H, M A R Í A E L E N A. LA PLAPLA
57 M A R I Ñ O, RICARDO. EULATO
65 V E R A, E D I T H. RATITA GRIS Y RATITA AZUL
71 C R E S TA D E L E G U I Z A M Ó N, M A R Í A L U I S A. LA AVENTURA DE MIRANDOLINA
79 S A L A S, O S C A R. EL DÍA EN QUE LAS ABUELAS PERDIERON LA MEMORIA
87 TA L L O N, J O S É S E B A S T I Á N. EL SAPITO GLO GLO GLO
91 M A I N É, M A R G A R I TA. RULOS
FUENTE: PLAN NACIONAL DE LECTURA
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AUTOR: ALBASINI Mario,
AUTOR: CABAL Graciela,
AUTOR: CRESTA de LEGUIZAMÓN Ma Luisa,
AUTOR: KAUFMAN Ruth,
AUTOR: LÓPEZ Horacio,
AUTOR: MARIÑO Ricardo,
AUTOR: RAMOS Ma Cristina,
AUTOR: SALAS Oscar,
AUTOR: TALLON José S,
AUTOR: VERA Edith,
AUTOR: WALSH María Elena,
LITERATURA Cuentos,
LITERATURA INFANTIL - JUVENIL,
LITERATURA Obras y textos completos
miércoles, 25 de julio de 2012
SALVAT. CUENTA CUENTOS: CANCIONES INFANTILES
El señor Don Gato
Canción de la Vacuna
Canción para bañar a la Luna
El barco chiquito
Canción de tomar el té
El gato que pes
El perro de San Roque
El burro enfermo
José se llamaba el padre
El pajarito
El reino del revés
El señor Juan Sebastián
Canción para vestirse
La reina Berenguela
Era un gato grande
La marcha de Osías
Canción de títeres
El grillo Cri Cri Cri
Debajo de un botón
Jugando al escondite
A Atocha va una niña
La vaca estudiosa
La mona Jacinta
El canto de milano
Canción del jardinero
Con un pie
¿Dónde están las llaves?
El cocherito
El patio de mi casa
Una tarde fresquita de mayo
Tengo una muñeca
Quisiera ser tan alta
Mambrú se fue a la guerra
la polilla
Me gusta contar
El pájaro loco
La Tarara
Para adelante, para atrás
La marimorena
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AUTOR,
AUTOR: Anónimo,
AUTOR: WALSH María Elena,
LITERATURA,
LITERATURA Poesías,
MÚSICA,
MÚSICA canciones infantiles
domingo, 18 de septiembre de 2011
DÍA DE LA PRIMAVERA: 21 de Septiembre
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lunes, 12 de septiembre de 2011
2011- SEMANA DE LA LECTURA: Textos leídos
Marta Coto, Secretaria de la Escuela, leyó varios textos; entre ellos estos de Maria Elena Walsh
Una Nena
Había una nenita en Tacuarí
que solamente hablaba con la i.
¡Qué papelón, un día,
delante de su tía,
en lugar de "papá",dijo "pipí"!
Parece que en Japón había un mono (Limerick)
Parece que en Japón había un mono,
Que dormía la siesta con kimono.
- Qué cosa rara es
- decía un japonés -
ver a un mono en kimono haciendo nono.
La leyenda de los hipocampos
La Profesora Marcela Gandini deleitó a todos con el texto de:
PAGLIETA, Silvia. La leyenda de los hipocampos
Hubo una vez un dios que preguntó a los animales por su destino.
-Ahora mismo debe decir cada uno de ustedes dónde se quiere quedar, si en el agua o en la tierra.
Los animales se sintieron desconcertados. Estaban acostumbrados a subirse volando hasta el cielo o sumergirse en el fondo del mar o a comer alfalfa fresca en el campo con total libertad.
Pero bueno, ahora había que decidir.
-Elegir es perder un poco-protestó un camello que se guardaba un poco de agua dentro de la joroba.
-A mí eso de siempre agua o siempre tierra me da un poco de miedo-comentó la trucha.
-La tierra tiene sus cosas y el agua tiene sus cosas-afirmó un conejo creído de decir una frase célebre e inolvidable.
Las vacas, sin dudarlo, se fueron lentamente al campo.
-Para nosotras se ha hecho pasto bien verde-opinaron.
Y los toros las siguieron.
Los pejerreyes eligieron rápidamente los ríos y los mares, pero se mantuvieron firmes en su deseo de ser siempre elegantes y de estar cerca del calor del sol.
La ballena no lo dudó: le gustaban las olas del mar.
Así cada animal se fue organizando, armando grupos ya sea para caminar sobre la tierra o nadar sobre las aguas.
Los cangrejos dudaron un poco: dos pasos para atrás, os para adelante. Finalmente se quedaron cerca de la playa, por si podían hacer alguna trampita.
Mientras tanto las plantas también iban organizándose, por las dudas se les preguntara. El ombú se fue para la pampa.
Los sauces, cerca del río
Las algas, al fondo del mar.
Sin embargo ese dios, antes que terminara la jornada, vio que algunos animales todavía estaban dudando:
-¿Qué les pasa a ustedes?-preguntó a la gran familia de caballos-¿Ya eligieron lugar donde vivir?
Entonces, el caballo de cola más larga empezó a relinchar una explicación.
Habló largo rato. Explicó todo lo que pudo, aún en idioma que no entendían todas las especies, que ni siquiera comprendían los de su gran familia.
Esa misma tarde, allí donde la espuma se rompe contra las piedras, los caballos resolvieron separarse en dos grandes familias: la de los caballos de tierra y la de los caballos de agua.
Los caballos de tierra andan corriendo por la pampa.
Son los caballos salvajes que están cerca de las sierras. Usan colas largas, flequillo y crin Les encanta conquistar a las yeguas que suben piedra por piedra para verlos desde lo alto del valle.
Los caballos que resolvieron quedarse en el mar formaron otra familia, la de los hipocampos,
Cambiaron de color.
Se hicieron cristalinos y pequeños.
Ellos tienen los ojos bien alertas, porque no es fácil vivir allí. Por eso con un ojo andan siempre buscando una pareja para tener hijos y con el otro ojo miran para ver si algún pez se los quiere comer.
Les encanta dormir entre los corales, armar allí un lugar con algas y caracoles para que venga la hembra y los fecunde. A los hipocampos machos les gusta quedarse esperando que nazcan los doscientos hijos que tienen cada vez que son fecundados por las hembras.
En cambio ellas, sólo desean nadar entre cardúmenes llenos de color, meterse dentro de las cuevas y nadar por los mares cálidos buscando leyendas que están siempre entre las aguas de los mares más profundos.
FIN
Una Nena
Había una nenita en Tacuarí
que solamente hablaba con la i.
¡Qué papelón, un día,
delante de su tía,
en lugar de "papá",dijo "pipí"!
Parece que en Japón había un mono (Limerick)
Parece que en Japón había un mono,
Que dormía la siesta con kimono.
- Qué cosa rara es
- decía un japonés -
ver a un mono en kimono haciendo nono.
La leyenda de los hipocampos
La Profesora Marcela Gandini deleitó a todos con el texto de:
PAGLIETA, Silvia. La leyenda de los hipocampos
Hubo una vez un dios que preguntó a los animales por su destino.
-Ahora mismo debe decir cada uno de ustedes dónde se quiere quedar, si en el agua o en la tierra.
Los animales se sintieron desconcertados. Estaban acostumbrados a subirse volando hasta el cielo o sumergirse en el fondo del mar o a comer alfalfa fresca en el campo con total libertad.
Pero bueno, ahora había que decidir.
-Elegir es perder un poco-protestó un camello que se guardaba un poco de agua dentro de la joroba.
-A mí eso de siempre agua o siempre tierra me da un poco de miedo-comentó la trucha.
-La tierra tiene sus cosas y el agua tiene sus cosas-afirmó un conejo creído de decir una frase célebre e inolvidable.
Las vacas, sin dudarlo, se fueron lentamente al campo.
-Para nosotras se ha hecho pasto bien verde-opinaron.
Y los toros las siguieron.
Los pejerreyes eligieron rápidamente los ríos y los mares, pero se mantuvieron firmes en su deseo de ser siempre elegantes y de estar cerca del calor del sol.
La ballena no lo dudó: le gustaban las olas del mar.
Así cada animal se fue organizando, armando grupos ya sea para caminar sobre la tierra o nadar sobre las aguas.
Los cangrejos dudaron un poco: dos pasos para atrás, os para adelante. Finalmente se quedaron cerca de la playa, por si podían hacer alguna trampita.
Mientras tanto las plantas también iban organizándose, por las dudas se les preguntara. El ombú se fue para la pampa.
Los sauces, cerca del río
Las algas, al fondo del mar.
Sin embargo ese dios, antes que terminara la jornada, vio que algunos animales todavía estaban dudando:
-¿Qué les pasa a ustedes?-preguntó a la gran familia de caballos-¿Ya eligieron lugar donde vivir?
Entonces, el caballo de cola más larga empezó a relinchar una explicación.
Habló largo rato. Explicó todo lo que pudo, aún en idioma que no entendían todas las especies, que ni siquiera comprendían los de su gran familia.
Esa misma tarde, allí donde la espuma se rompe contra las piedras, los caballos resolvieron separarse en dos grandes familias: la de los caballos de tierra y la de los caballos de agua.
Los caballos de tierra andan corriendo por la pampa.
Son los caballos salvajes que están cerca de las sierras. Usan colas largas, flequillo y crin Les encanta conquistar a las yeguas que suben piedra por piedra para verlos desde lo alto del valle.
Los caballos que resolvieron quedarse en el mar formaron otra familia, la de los hipocampos,
Cambiaron de color.
Se hicieron cristalinos y pequeños.
Ellos tienen los ojos bien alertas, porque no es fácil vivir allí. Por eso con un ojo andan siempre buscando una pareja para tener hijos y con el otro ojo miran para ver si algún pez se los quiere comer.
Les encanta dormir entre los corales, armar allí un lugar con algas y caracoles para que venga la hembra y los fecunde. A los hipocampos machos les gusta quedarse esperando que nazcan los doscientos hijos que tienen cada vez que son fecundados por las hembras.
En cambio ellas, sólo desean nadar entre cardúmenes llenos de color, meterse dentro de las cuevas y nadar por los mares cálidos buscando leyendas que están siempre entre las aguas de los mares más profundos.
FIN
lunes, 20 de junio de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
PROYECTO: MARÍA ELENA WALSH: CANCIONES
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AUTOR: WALSH María Elena,
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MÚSICA Canciones,
MÚSICA: CUARTETO ZUPAY,
MÚSICA: WALSH María Elena,
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miércoles, 18 de mayo de 2011
WALSH, María Elena: LA EÑE TAMBIÉN ES GENTE
La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? ¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania. La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.
Letra es sinónimo de carácter. ¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.
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FUENTE: EFEMÉRIDES CULTURALES ARGENTINAS
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lunes, 11 de abril de 2011
2011- PROYECTO: MARÍA ELENA WALSH: AYER, HOY Y SIEMPRE
ESCUELA 8 DE 8º
PROYECTO:
MARÍA ELENA WALSH: AYER, HOY Y SIEMPRE
FUNDAMENTACIÓN
María Elena Walsh, escritora argentina que tiene un espacio propio dentro de la cultura argentina y una amplia producción literaria conocida por muchas generaciones de argentinos, falleció en enero de este año. Es por ello que su obra será conocida a través de este proyecto que involucra a toda la comunidad educativa.
OBJETIVOS
Que los alumnos.
- Formen parte una comunidad de lectores y escritores.
- Participen en diferentes situaciones de lectura y escritura.
- Ejerzan sus derechos de lectores y escritores
- Lean para divertirse, emocionarse, conocer otros mundos posibles y reflexionen sobre el propio.
- Busquen información
- Lean para hacer: según el propósito y el texto.
- Anticipen y verifiquen
CONTENIDOS
- Lectura y escritura de diferentes textos.
- Biografía de autor
- Poesía
- Lectura de textos audiovisuales: comparación con el escrito
ACTIVIDADES
- Lectura y escritura de diferentes textos
- Talleres con padres.
- Elaboración de productos: láminas y textos, entre otros
- Proyección de videos y películas.
- Otras
MATERIALES
- Libros
- Computadoras
- Pizarra digital
- Dvd y televisor
- Útiles escolares
- Otros que sean necesarios
TIEMPO
Anual
DOCENTES
- Directivos
- Todos los docentes de los grados de ambos turnos
- Bibliotecarias
- Docentes curriculares: Plástica, Música, Tecnología, Prof. de Computación, Educación Física, Inglés.
- Todos aquellos que deseen sumarse al proyecto
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WALSH, María Elena- CANCIONES
Los Ejecutivos - Juguemos en el Mundo (1968)
El viejo varieté |
Canción |
Música: María Elena Walsh |
Letra: María Elena Walsh |
Enciéndanse las nuevas luces del viejo varieté. Puede volver, el bailarín que imitaba a Fred Astaire. Hoy como ayer, necesitamos olvido y el placer de ver a los artistas, esos ilusionistas que hacen el mundo desaparecer. Prepárense, frac trajinado y harapo de lamé. Siempre es igual: cartón pintado y un fondo musical. Disimular, el espectáculo debe continuar. La concurrencia espera sonrisas por afuera y por adentro ganas de llorar. Pasaron guerras y revoluciones, perdimos unas cuantas ilusiones, no la del cuento extraordinario que alguien repite desde un escenario. Tuvimos padres que nos castigaron. Tuvimos hijos que nos criticaron. Somos idénticos delante, la feria mágica de los cantantes. El Music Hall es Judy Garland, eterna como el sol, y el Nadie aquel que espera un día cantar como Gardel. Una canción la moda cambia, no la fascinación. A escena los artistas, mientras el mundo exista no se suspende la función. |
WALSH, María Elena- CANCIONES ANIMADAS
martes, 5 de abril de 2011
WALSH María Elena: "La vida es muy triste sin diccionarios"
De vuelta de todo, María Elena Walsh se muestra moderadamente polémica y cuestionadora. Un repaso de las cosas que la aburren (el periodismo revisionista, por ejemplo) y de las que le interesan (los best sellers). Y una encendida defensa del lenguaje y de la educación.
POR Ezequiel Martínez
Rara, tal vez. Ya no quiere dar entrevistas, ni siquiera para promocionar su nuevo libro, ¡Cuánto Cuento!, que incluye una antología de narraciones infantiles más dos historias inéditas. A este volumen, la editorial Alfaguara sumará la reedición de su novela Novios de antaño, otra antología de Poemas y canciones para adultos, y el libro Viajes y homenajes, que reúne muchos de sus textos periodísticos incluidos en Desventuras en el País-Jardín de Infantes y Diario Brujo, pero que excluye todos aquellos que rozan hechos sociales o políticos.
Encendida, siempre, pero con ese fuego que regula a su antojo, arrojando chispas de su carácter irónico, rebelde, implacable, genuino, todo muy armoniosamente y en su justa medida. Terca, obstinada, risueña, juguetona: así recibió a Ñ en su departamento de Palermo, rodeada de bibliotecas, fotografías, recuerdos, libros y lapiceras, un universo que encaja sin desteñir con esta mujer de setenta y tantos que escribe para chicos pero supo despabilar la conciencia de los grandes, que ignora a Harry Potter y se saca el sombrero ante Piñón Fijo, que se desvive por las telenovelas mientras sigue de cerca la narrativa argentina de última generación. Que se entusiasma sólo con lo que se quiere entusiasmar, y al resto punto y aparte.
—¿Le costó armar esta nueva antología de sus cuentos infantiles? Usted ha escrito muchísimo dentro de ese género.
—No, lo difícil en cualquier tipo de antología es lograr un buen conjunto que no desentone. Eso lo aprendí en el escenario haciendo algo que se llama rutina. Cuando yo cantaba —en esos lejanos tiempos en que cantaba mis canciones, ahora ya las cantan otros— tenía que estudiar muy bien el orden, porque sino una canción anulaba a la otra. Ahí el orden de los factores altera el producto, y lo mismo se da en una antología, así que con mi editora la armamos a medias: intercambiamos ideas, me bochaban algunas cosas porque eran muy largas, otras porque eran muy cortas... ¡Al final ni sé que quedó! Pero en algo les gané: hace años que les digo "Vamos a hacer una antología de cuentos", y no les entraba en la cabeza.
—¿Por qué?
—Sería porque eran épocas de crisis. No sé, creo que no veían mucho la idea. Pero ahora transaron.
—¿Y usted por qué tenía ganas de hacer una antología de cuentos infantiles?
—Porque creo que una antología de cuentos es un libro especial; la novela o la narración larga exige más, el cuento tiene más facilidades para que los chicos transiten por la lectura. Pero la verdad es que es un capricho que tenía. Me parecía que había que hacerla.
—Todo se resume a eso.
—Y sí, qué querés, tenía el berretín. Entonces, ahí está.
—En este libro incluye dos cuentos inéditos. ¿Tienen alguna temática en particular? Por ejemplo "Hotel Piojo's Palace", su última novela infantil, está centrada en el tema de la discriminación.
—Sí, ahí había varios temas, pero es una novela. Entre estos dos nuevos cuentos hay uno que también puede ser contra la discriminación, pero eso es involuntario. Me salió así. Es una discriminación al revés: como a veces los petisos son mal vistos, en este cuento es mal visto un tipo alto en un pueblo de petisos; pero es una tontería, una anécdota. No es que pienso o me planteo abordar determinado tema, me salen solos. El otro cuento inédito es más. mágico, digamos.
—¿Y el resto de los cuentos?
—Los sacamos de distintos libros, de Diablo inglés, de Manuelita ¿dónde vas?, de Dailan Kifki. Son una serie de cuentos que, la verdad, fueron elegidos más por razones de extensión que por otra cosa, porque alguno que a mí me gustaba era muy largo, u otro se iba un poco de las características del conjunto, por más que el libro no fue pensado para una determinada edad. Te diría que fueron elegidos por una serie de razones... caprichosas.
—Alguna vez dijo que escribir para los niños significa reconstruir. ¿Qué es lo que hay que reconstruir?
—En estos momentos, ¡el lenguaje! ¡Nuestra querida lengua, que va desapareciendo en la miseria más espantosa! Hay que reconstruir un lenguaje prolijo, lo más estético posible. Y reconstruir también, en lo posible y por el interés que despierte, la atención del chico, que está muy dispersa. Lo ha estado siempre, pero ahora un poco más.
—¿Siente que el lenguaje está más acotado, más bastardeado?
—Lo veo pobre, muy pobre. Es tan sencillo ubicar qué es la pobreza humana, y estamos utilizando cien términos de un vocabulario y de un idioma muy rico, que está muy empobrecido por una serie de razones que yo no puedo establecer exactamente; son muchas.
—¿La televisión, por ejemplo?
—No, porque la televisión habla, puede tener letra mala o letra buena, pero la televisión se expresa. Pero el adolescente no se expresa, no puede, no tiene palabras. A esa pobreza me refiero. Es como el tipo que no come y no puede utilizar la cabeza porque le falta alimento, bueno, a este adolescente también le falta alimento. No sé a qué se debe, quizás al deterioro de la escuela primaria.
—¿Y esa misma pobreza la ve en la literatura?
—No, en la literatura muchos escritores deciden escribir más sencillamente, tal vez imitando la pobreza de los chicos, cosa que a mí no me gusta, no me interesa, pero respeto que alguien lo quiera hacer. Pero creo que todos estamos con la preocupación de mejorar la lengua.
—¿Esa crisis en el lenguaje conlleva también una crisis en la lectura?
—Bueno, al leer menos, eso también influye. Uno adquirió su lenguaje en la escuela y en la
lectura. Pero no sé si los chicos leen menos, yo tengo nueve libro reimpresos míos en este mes, y se reimprimen constantemente; hablo de los míos, pero también hay muchos ajenos. Pero la lectura sin atención, sin ayuda del grande, para interpretar, para seguir un poco más allá, eso sí puede ser un factor importan.
—Sin embargo, hay fenómenos que acercaron a los jóvenes a la lectura, como el de Harry Potter.
—¿De qué?
—Harry Potter
—¿Qué es eso? ¿Algo que ver con el Señor de los Anillos?
—No, pero son unas historias que se leen mucho.
—¿Ah sí? Y yo sin saberlo, qué le vas a hacer. Es que estuve unos días en Mar del Plata y por ahí me lo perdí y ni me enteré. Un día vamos a tomar un café y me lo contás.
Juguemos en el mundo
María Elena no se calla ni cuando calla. Sus silencios son también una forma de decir cosas. Rebelde con causa y por naturaleza, siempre le escapó a las convenciones. Ese carácter fue el que allá por los 6o la llevó a remar contra la corriente oficial a la hora de dirigirse a los chicos: nada de letras y oraciones armadas con prolijidad donde todo estaba en su lugar. Si un manual escolar decía, por ejemplo, "Juancito y Pepita se levantan a las siete de la mañana para ir al colegio", ella prefería fórmulas como "¿A ver qué hora es? Son las miércoles y ventincinco menos diez centavos". En la introducción de su libro Chaucha y Palito escribió: "Hay palabras misteriosas, también otras que no quieren decir nada, como los dibujos en las alas de las mariposas. Se volaron, sencilllamente. O todavía no se posaron en las enciclopedias". Hay estaba su secreto: sus cuentos y canciones le escapaban al realismo, al orden y a la justa medida, para zambullirse en la fantasía, el descubrimiento, la imaginación.
—¿En su libro "Diario Brujo" hay un texto donde habla de los prejuicios de ciertos escritores por la literatura infantil, que la juzgan como un género menor. Usted comenzó siendo reconocida como poeta y después...
—(Interrumpe)Uy, sí, muy seria. Pero si a mí me hubiese preocupado la opinión, la carrera, el prestigio, hubiera llevado una vida muy desgraciada. He pasado con una especie de inconsciencia por la vida sin darme cuenta hasta dónde se me podía denigrar. Pero ya la primera experiencia la había tenido por ponerme a cantar folklore, ahí ya perdí totalmente la seriedad, imagináte, ahí ya estaba jugada. Pero yo creo que hay muchos escritores que escriben algo para chicos alguna vez ¡Hasta Madonna escribe para chicos, fijáte! En ese texto de Diario brujo yo recojo anécdotas de escritores como Borges o Doris Lessing, donde no digo que desprecien el género, sino que los pone muy nerviosos. Quizá porque lo consideren un descenso a la B, no sé.
—Hay otros fenómenos más autóctonos que el de Harry Potter, que también tienen un éxito masivo, como Piñón Fijo. ¿Qué opina de ellos?
—No es lo mismo Piñón Fijo que otros. Siempre hay programas y productos específicamente televisivos para los chicos, que son vistosos, en colores, que van todos los días, pero Piñón Fijo tiene un todo docente, cuida mucho la lengua, enseña la hora, eso es docencia. Otros casos no, aunque siempre surgen fenómenos, normalmente con una chica modelo que hace monerías con los chicos. Pero eso a Piñón Fijo lo pongo aparte.
—Supongo que sigue siendo adicta a los diccionarios. Esa es una costumbre que los chicos están perdiendo ¿No?
—Perdón, eso es culpa de la escuela. El otro día leí que hay una serie de cosas que han sido radicadas de la escuela primaria hace mucho tiempo. Ir al diccionario, leer en voz alta, memorizar una serie de cosas que me parecen todas muy útiles.¿Cómo sabe la gente cuántos días tiene un mes sin saber el versito "Treinta días trae noviembre"? ¿Sino memorizaste eso, cómo hacés? La lectura en voz alta te obligaba a pronunciar bien para ser entendido. Y también se perdió el diccionario. Una vez hice un viaje en un remisse, y el remisero me dijo: "¡Mire, qué suerte que la llevo porque hace veinte años que le quiero hacer una pregunta! ¿Qué quiere decir malaquita?". En cualquier diccionario lo podía encontrar, pero veinte años le llevó sacarse la duda.¡Pobre hombre! Es muy triste la vida sin diccionarios.
—¿Trata de mantenerse al corriente de la nueva narrativa?
—Sí, hay muchas cosas que leí últimamente que me gustaron. Leí una novela extraordinaria de Alan Pauls, El pasado. Que existan novelas así me da una gran alegría. También me gustó mucho un libro de crónicas de Martín Caparrós, y uno de cuentos de Hebe Uhart, que me pareció de una enorme calidad. Trato de enterarme de lo que sale, y trato de leer lo que pueda que me despierte curiosidad. Me da curiosidad la narrativa, porque veo mucha historia reescrita y mucho periodismo escrito, que no me interesa como lectura. Toda esa cosa de cómo somos, y por qué somos, y de dónde venimos me tienen harta.
—¿Y vuelve a los clásicos?
—Alterno, pero releo mucho, sí. Hay libros que uno recuerda que fueron importantes y se vuelve a ellos. Otros se me caen de las manos, me aburren. Todos esos bocadillos cultos me aburren.
—¿Y de los bestsellers qué opina? ¿son una mala palabra?
—No, momentito. Mucho respeto por el bestseller. Algunos me parecen deplorables pero otros tienen merecido tener lectores: una señora como Agatha Christie, o un señor como John Grisahm que cuenta todas las cochinadas de los abogados.
—El caso de Grisham, por ejemplo, es emblemático: logró una fórmula de éxito y empezó a repetirla incesantemente.
—Y sí, ¿y qué? Creo que en gran parte de la crítica al best seller hay una envidia lógica; quién no querría no sólo vender millones, sino vivir de lo que escribe. Yo no le escapo a los best sellers; leí El código Da Vinci también, y al principio me atrapó bastante con toda esa cosa histórica que tiene, aunque por la mitad ya me empezó a aburrir. Otro ejemplo: la truculencia de este señor Stephen King a mí no me gusta, pero sus escenas y su definición de personajes son de un escritor. Pero claro, su éxito se debe a esas truculencias, a esos huesos que caminan.
—El año pasado se armó una gran polémica cuando le otrogaron el National Book Award. El crítico Harold Bloom dijo que era una decisión nefasta.
—Y bueno, que se peleen. Es buenísimo que haya peleas de ésas, ¿no?
"Me quedé sin palabras"
Es raro también —quizá lo más raro de todo—, no escuchar a María Elena opinando sin pelos en la lengua de los piqueteros o sobre la inseguridad, levantando polvaredas que poco tienen que ver con la Vaca estudiosa, la Mona Jacinta, la Reina Batata o el Brujito de Gulubú. Como cuando declaró que era preferible la corrupción menemista a la ineficacia radical, o la vez que escribió que ya era hora de que los maestros levantaran la carpa blanca frente al Congreso. Con todo y a pesar de todo, el afecto que le dispensa la gente permanece intacto e inalterable, como si además de los poemas y canciones le agradecieran su voluntad de decir en voz alta lo que muchos piensan y todos callan.
—En 1997, con "Manuelita ¿dónde vas?", usted retomó la literatura para chicos, que tenía medio abandonada. Desde entonces, excepto algún esporádico texto periodístico, no publicó más que narrativa infantil, ¿por qué?
—Es que no es voluntario, no es que me fije metas. Posiblemente el estado de ánimo me lleve a escribir eso y no otra cosa. Apareció la necesidad de escribirles a los chicos, esa necesidad de mucho juego, de mucha fantasía otra vez, y me siento muy cómoda ahí.
—En "Viajes y homenajes", otro de los libros suyos que se reeditan, hay una selección de textos periodísticos que habían sido publicados en "Desventuras." y "Diario Brujo", donde se excluyen aquellos que tienen que ver con temas coyunturales.
—Sí, ahí reciclamos algunas cosas, hicimos una selección de notas de viajes y homenajes, celebrando a gente o hechos de la cultura, y suprimimos prácticamente todo lo coyuntural, político, etc. Lo único que quedó ahí es Desventuras... porque es una nota que también es de defensa de la cultura.
—¿Por qué dejó de lado lo demás?
—Porque no tenía muchas ganas. Esta es una colección de reediciones más universal, y aquellas notas mías coyunturales eran muy locales; están bien en los libros donde estuvieron en su momento. Entonces empezamos a suprimir y a cortar sin asco, y quedó un libro de otras características, con notas culturales, y así me gusta más.
—Muchos de esos textos "coyunturales" ya forman parte de la historia del periodismo, como su artículo "La carpa blanca debe tomarse vacaciones". A veces se extrañan esos artículos suyos que solían causar bastante alboroto.
—Sí, mis amigos también me dicen: "¿Cuando armás algún revuelo?". Pero aclaremos que yo nunca me propuse armar revuelo, el revuelo se armó solo. Y ya, en un momento dado, me gustó más el silencio que la opinión.
—¿Por qué?
—Porque. me quedé sin palabras. Desde hace un tiempo no he tenido ni tengo ganas de tratar ningún tema de ésos. Que alguien tome la posta.
—¿Bajó la persiana?
—No, no. Pero hasta hoy, hasta este instante, no tengo ganas. Después se verá, pero por ahora no entro en ese minué.
—¿Todavía se desayuna con la lectura de los diarios?
—Sí, con los chistes, con el horóscopo, y nada más.
—¿Nada más?
—Mirá: cuando tenga ganas de escribir sobre las noticias que leo. ¡sabés cómo voy a recomenzar! ¡Ahí le voy a dar con todo!
Dice María Elena, más encendida que rara.
FUENTE: DIARIO CLARÍN- REVISTA EÑE 10/01/201. En línea
Consulta: 5 de abri de 2011.
POR Ezequiel Martínez
Rara, tal vez. Ya no quiere dar entrevistas, ni siquiera para promocionar su nuevo libro, ¡Cuánto Cuento!, que incluye una antología de narraciones infantiles más dos historias inéditas. A este volumen, la editorial Alfaguara sumará la reedición de su novela Novios de antaño, otra antología de Poemas y canciones para adultos, y el libro Viajes y homenajes, que reúne muchos de sus textos periodísticos incluidos en Desventuras en el País-Jardín de Infantes y Diario Brujo, pero que excluye todos aquellos que rozan hechos sociales o políticos.
Encendida, siempre, pero con ese fuego que regula a su antojo, arrojando chispas de su carácter irónico, rebelde, implacable, genuino, todo muy armoniosamente y en su justa medida. Terca, obstinada, risueña, juguetona: así recibió a Ñ en su departamento de Palermo, rodeada de bibliotecas, fotografías, recuerdos, libros y lapiceras, un universo que encaja sin desteñir con esta mujer de setenta y tantos que escribe para chicos pero supo despabilar la conciencia de los grandes, que ignora a Harry Potter y se saca el sombrero ante Piñón Fijo, que se desvive por las telenovelas mientras sigue de cerca la narrativa argentina de última generación. Que se entusiasma sólo con lo que se quiere entusiasmar, y al resto punto y aparte.
—¿Le costó armar esta nueva antología de sus cuentos infantiles? Usted ha escrito muchísimo dentro de ese género.
—No, lo difícil en cualquier tipo de antología es lograr un buen conjunto que no desentone. Eso lo aprendí en el escenario haciendo algo que se llama rutina. Cuando yo cantaba —en esos lejanos tiempos en que cantaba mis canciones, ahora ya las cantan otros— tenía que estudiar muy bien el orden, porque sino una canción anulaba a la otra. Ahí el orden de los factores altera el producto, y lo mismo se da en una antología, así que con mi editora la armamos a medias: intercambiamos ideas, me bochaban algunas cosas porque eran muy largas, otras porque eran muy cortas... ¡Al final ni sé que quedó! Pero en algo les gané: hace años que les digo "Vamos a hacer una antología de cuentos", y no les entraba en la cabeza.
—¿Por qué?
—Sería porque eran épocas de crisis. No sé, creo que no veían mucho la idea. Pero ahora transaron.
—¿Y usted por qué tenía ganas de hacer una antología de cuentos infantiles?
—Porque creo que una antología de cuentos es un libro especial; la novela o la narración larga exige más, el cuento tiene más facilidades para que los chicos transiten por la lectura. Pero la verdad es que es un capricho que tenía. Me parecía que había que hacerla.
—Todo se resume a eso.
—Y sí, qué querés, tenía el berretín. Entonces, ahí está.
—En este libro incluye dos cuentos inéditos. ¿Tienen alguna temática en particular? Por ejemplo "Hotel Piojo's Palace", su última novela infantil, está centrada en el tema de la discriminación.
—Sí, ahí había varios temas, pero es una novela. Entre estos dos nuevos cuentos hay uno que también puede ser contra la discriminación, pero eso es involuntario. Me salió así. Es una discriminación al revés: como a veces los petisos son mal vistos, en este cuento es mal visto un tipo alto en un pueblo de petisos; pero es una tontería, una anécdota. No es que pienso o me planteo abordar determinado tema, me salen solos. El otro cuento inédito es más. mágico, digamos.
—¿Y el resto de los cuentos?
—Los sacamos de distintos libros, de Diablo inglés, de Manuelita ¿dónde vas?, de Dailan Kifki. Son una serie de cuentos que, la verdad, fueron elegidos más por razones de extensión que por otra cosa, porque alguno que a mí me gustaba era muy largo, u otro se iba un poco de las características del conjunto, por más que el libro no fue pensado para una determinada edad. Te diría que fueron elegidos por una serie de razones... caprichosas.
—Alguna vez dijo que escribir para los niños significa reconstruir. ¿Qué es lo que hay que reconstruir?
—En estos momentos, ¡el lenguaje! ¡Nuestra querida lengua, que va desapareciendo en la miseria más espantosa! Hay que reconstruir un lenguaje prolijo, lo más estético posible. Y reconstruir también, en lo posible y por el interés que despierte, la atención del chico, que está muy dispersa. Lo ha estado siempre, pero ahora un poco más.
—¿Siente que el lenguaje está más acotado, más bastardeado?
—Lo veo pobre, muy pobre. Es tan sencillo ubicar qué es la pobreza humana, y estamos utilizando cien términos de un vocabulario y de un idioma muy rico, que está muy empobrecido por una serie de razones que yo no puedo establecer exactamente; son muchas.
—¿La televisión, por ejemplo?
—No, porque la televisión habla, puede tener letra mala o letra buena, pero la televisión se expresa. Pero el adolescente no se expresa, no puede, no tiene palabras. A esa pobreza me refiero. Es como el tipo que no come y no puede utilizar la cabeza porque le falta alimento, bueno, a este adolescente también le falta alimento. No sé a qué se debe, quizás al deterioro de la escuela primaria.
—¿Y esa misma pobreza la ve en la literatura?
—No, en la literatura muchos escritores deciden escribir más sencillamente, tal vez imitando la pobreza de los chicos, cosa que a mí no me gusta, no me interesa, pero respeto que alguien lo quiera hacer. Pero creo que todos estamos con la preocupación de mejorar la lengua.
—¿Esa crisis en el lenguaje conlleva también una crisis en la lectura?
—Bueno, al leer menos, eso también influye. Uno adquirió su lenguaje en la escuela y en la
lectura. Pero no sé si los chicos leen menos, yo tengo nueve libro reimpresos míos en este mes, y se reimprimen constantemente; hablo de los míos, pero también hay muchos ajenos. Pero la lectura sin atención, sin ayuda del grande, para interpretar, para seguir un poco más allá, eso sí puede ser un factor importan.
—Sin embargo, hay fenómenos que acercaron a los jóvenes a la lectura, como el de Harry Potter.
—¿De qué?
—Harry Potter
—¿Qué es eso? ¿Algo que ver con el Señor de los Anillos?
—No, pero son unas historias que se leen mucho.
—¿Ah sí? Y yo sin saberlo, qué le vas a hacer. Es que estuve unos días en Mar del Plata y por ahí me lo perdí y ni me enteré. Un día vamos a tomar un café y me lo contás.
Juguemos en el mundo
María Elena no se calla ni cuando calla. Sus silencios son también una forma de decir cosas. Rebelde con causa y por naturaleza, siempre le escapó a las convenciones. Ese carácter fue el que allá por los 6o la llevó a remar contra la corriente oficial a la hora de dirigirse a los chicos: nada de letras y oraciones armadas con prolijidad donde todo estaba en su lugar. Si un manual escolar decía, por ejemplo, "Juancito y Pepita se levantan a las siete de la mañana para ir al colegio", ella prefería fórmulas como "¿A ver qué hora es? Son las miércoles y ventincinco menos diez centavos". En la introducción de su libro Chaucha y Palito escribió: "Hay palabras misteriosas, también otras que no quieren decir nada, como los dibujos en las alas de las mariposas. Se volaron, sencilllamente. O todavía no se posaron en las enciclopedias". Hay estaba su secreto: sus cuentos y canciones le escapaban al realismo, al orden y a la justa medida, para zambullirse en la fantasía, el descubrimiento, la imaginación.
—¿En su libro "Diario Brujo" hay un texto donde habla de los prejuicios de ciertos escritores por la literatura infantil, que la juzgan como un género menor. Usted comenzó siendo reconocida como poeta y después...
—(Interrumpe)Uy, sí, muy seria. Pero si a mí me hubiese preocupado la opinión, la carrera, el prestigio, hubiera llevado una vida muy desgraciada. He pasado con una especie de inconsciencia por la vida sin darme cuenta hasta dónde se me podía denigrar. Pero ya la primera experiencia la había tenido por ponerme a cantar folklore, ahí ya perdí totalmente la seriedad, imagináte, ahí ya estaba jugada. Pero yo creo que hay muchos escritores que escriben algo para chicos alguna vez ¡Hasta Madonna escribe para chicos, fijáte! En ese texto de Diario brujo yo recojo anécdotas de escritores como Borges o Doris Lessing, donde no digo que desprecien el género, sino que los pone muy nerviosos. Quizá porque lo consideren un descenso a la B, no sé.
—Hay otros fenómenos más autóctonos que el de Harry Potter, que también tienen un éxito masivo, como Piñón Fijo. ¿Qué opina de ellos?
—No es lo mismo Piñón Fijo que otros. Siempre hay programas y productos específicamente televisivos para los chicos, que son vistosos, en colores, que van todos los días, pero Piñón Fijo tiene un todo docente, cuida mucho la lengua, enseña la hora, eso es docencia. Otros casos no, aunque siempre surgen fenómenos, normalmente con una chica modelo que hace monerías con los chicos. Pero eso a Piñón Fijo lo pongo aparte.
—Supongo que sigue siendo adicta a los diccionarios. Esa es una costumbre que los chicos están perdiendo ¿No?
—Perdón, eso es culpa de la escuela. El otro día leí que hay una serie de cosas que han sido radicadas de la escuela primaria hace mucho tiempo. Ir al diccionario, leer en voz alta, memorizar una serie de cosas que me parecen todas muy útiles.¿Cómo sabe la gente cuántos días tiene un mes sin saber el versito "Treinta días trae noviembre"? ¿Sino memorizaste eso, cómo hacés? La lectura en voz alta te obligaba a pronunciar bien para ser entendido. Y también se perdió el diccionario. Una vez hice un viaje en un remisse, y el remisero me dijo: "¡Mire, qué suerte que la llevo porque hace veinte años que le quiero hacer una pregunta! ¿Qué quiere decir malaquita?". En cualquier diccionario lo podía encontrar, pero veinte años le llevó sacarse la duda.¡Pobre hombre! Es muy triste la vida sin diccionarios.
—¿Trata de mantenerse al corriente de la nueva narrativa?
—Sí, hay muchas cosas que leí últimamente que me gustaron. Leí una novela extraordinaria de Alan Pauls, El pasado. Que existan novelas así me da una gran alegría. También me gustó mucho un libro de crónicas de Martín Caparrós, y uno de cuentos de Hebe Uhart, que me pareció de una enorme calidad. Trato de enterarme de lo que sale, y trato de leer lo que pueda que me despierte curiosidad. Me da curiosidad la narrativa, porque veo mucha historia reescrita y mucho periodismo escrito, que no me interesa como lectura. Toda esa cosa de cómo somos, y por qué somos, y de dónde venimos me tienen harta.
—¿Y vuelve a los clásicos?
—Alterno, pero releo mucho, sí. Hay libros que uno recuerda que fueron importantes y se vuelve a ellos. Otros se me caen de las manos, me aburren. Todos esos bocadillos cultos me aburren.
—¿Y de los bestsellers qué opina? ¿son una mala palabra?
—No, momentito. Mucho respeto por el bestseller. Algunos me parecen deplorables pero otros tienen merecido tener lectores: una señora como Agatha Christie, o un señor como John Grisahm que cuenta todas las cochinadas de los abogados.
—El caso de Grisham, por ejemplo, es emblemático: logró una fórmula de éxito y empezó a repetirla incesantemente.
—Y sí, ¿y qué? Creo que en gran parte de la crítica al best seller hay una envidia lógica; quién no querría no sólo vender millones, sino vivir de lo que escribe. Yo no le escapo a los best sellers; leí El código Da Vinci también, y al principio me atrapó bastante con toda esa cosa histórica que tiene, aunque por la mitad ya me empezó a aburrir. Otro ejemplo: la truculencia de este señor Stephen King a mí no me gusta, pero sus escenas y su definición de personajes son de un escritor. Pero claro, su éxito se debe a esas truculencias, a esos huesos que caminan.
—El año pasado se armó una gran polémica cuando le otrogaron el National Book Award. El crítico Harold Bloom dijo que era una decisión nefasta.
—Y bueno, que se peleen. Es buenísimo que haya peleas de ésas, ¿no?
"Me quedé sin palabras"
Es raro también —quizá lo más raro de todo—, no escuchar a María Elena opinando sin pelos en la lengua de los piqueteros o sobre la inseguridad, levantando polvaredas que poco tienen que ver con la Vaca estudiosa, la Mona Jacinta, la Reina Batata o el Brujito de Gulubú. Como cuando declaró que era preferible la corrupción menemista a la ineficacia radical, o la vez que escribió que ya era hora de que los maestros levantaran la carpa blanca frente al Congreso. Con todo y a pesar de todo, el afecto que le dispensa la gente permanece intacto e inalterable, como si además de los poemas y canciones le agradecieran su voluntad de decir en voz alta lo que muchos piensan y todos callan.
—En 1997, con "Manuelita ¿dónde vas?", usted retomó la literatura para chicos, que tenía medio abandonada. Desde entonces, excepto algún esporádico texto periodístico, no publicó más que narrativa infantil, ¿por qué?
—Es que no es voluntario, no es que me fije metas. Posiblemente el estado de ánimo me lleve a escribir eso y no otra cosa. Apareció la necesidad de escribirles a los chicos, esa necesidad de mucho juego, de mucha fantasía otra vez, y me siento muy cómoda ahí.
—En "Viajes y homenajes", otro de los libros suyos que se reeditan, hay una selección de textos periodísticos que habían sido publicados en "Desventuras." y "Diario Brujo", donde se excluyen aquellos que tienen que ver con temas coyunturales.
—Sí, ahí reciclamos algunas cosas, hicimos una selección de notas de viajes y homenajes, celebrando a gente o hechos de la cultura, y suprimimos prácticamente todo lo coyuntural, político, etc. Lo único que quedó ahí es Desventuras... porque es una nota que también es de defensa de la cultura.
—¿Por qué dejó de lado lo demás?
—Porque no tenía muchas ganas. Esta es una colección de reediciones más universal, y aquellas notas mías coyunturales eran muy locales; están bien en los libros donde estuvieron en su momento. Entonces empezamos a suprimir y a cortar sin asco, y quedó un libro de otras características, con notas culturales, y así me gusta más.
—Muchos de esos textos "coyunturales" ya forman parte de la historia del periodismo, como su artículo "La carpa blanca debe tomarse vacaciones". A veces se extrañan esos artículos suyos que solían causar bastante alboroto.
—Sí, mis amigos también me dicen: "¿Cuando armás algún revuelo?". Pero aclaremos que yo nunca me propuse armar revuelo, el revuelo se armó solo. Y ya, en un momento dado, me gustó más el silencio que la opinión.
—¿Por qué?
—Porque. me quedé sin palabras. Desde hace un tiempo no he tenido ni tengo ganas de tratar ningún tema de ésos. Que alguien tome la posta.
—¿Bajó la persiana?
—No, no. Pero hasta hoy, hasta este instante, no tengo ganas. Después se verá, pero por ahora no entro en ese minué.
—¿Todavía se desayuna con la lectura de los diarios?
—Sí, con los chistes, con el horóscopo, y nada más.
—¿Nada más?
—Mirá: cuando tenga ganas de escribir sobre las noticias que leo. ¡sabés cómo voy a recomenzar! ¡Ahí le voy a dar con todo!
Dice María Elena, más encendida que rara.
FUENTE: DIARIO CLARÍN- REVISTA EÑE 10/01/201. En línea
Consulta: 5 de abri de 2011.
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AUTOR,
AUTOR: WALSH María Elena,
LITERATURA,
LITERATURA INFANTIL - JUVENIL,
PROYECTO,
PROYECTO María Elena WALSH,
PROYECTOS 2011
WALSH María Elena- POESÍAS-CANCIONES
CANCIÓN DEL CORREO...
Veo, veo, veo
vuelan estampillas por el correo.
Mariposas son
que de noche duermen en el buzón.
Ya no sabe qué sucede
con el sello fechador:
pinta en vez de flechas negras
monigotes de color.
Muchas letras levantan
de su cuna de papel
y se escapan caminando
como hormigas en tropel.
Para colmo una encomienda
se desanudó el piolín
y se fue muy desenvuelta
a jugar con aserrín.
La Paloma está nerviosa.
La Paloma está mal
que se emborrachó de tinta
y se como el delantal.
La Paloma Mensajera
jefa de la sucursal
en el pico tiene un sobre
y en el sobre una postal.
De repente un telegrama
se dobló como un avión
y salió por la ventana
volando en tirabuzón.
Las mayúsculas se caen
en la cola de pegar
pero como son tan gordas
no se pueden levantar.
La Paloma se pasea
del pupitre al pizarrón
con los lentes en la pata
de la desesperación.
Veo, veo, veo
vuelan estampillas por el correo.
Mariposas son
que de noche duermen en el buzón.
Canción del estornudo
En la guerra le caía
mucha nieve en la nariz,
y Mambrú se entristecía.
Atchís.
Como estaba tan resfriado
disparaba su arcabuz
y salían estornudos.
Atchús.
Los soldados se sentaron
a la sombra de un fusil
a jugar a las barajas.
Atchís.
Mientras hasta la farmacia
galopando iba Mambrú,
y el caballo estornudaba.
Atchús.
Le pusieron cataplasma
de lechuga y aserrín,
y el termómetro en la oreja.
Atchís.
Se volcó en el uniforme
el jarabe de orozuz,
cuando el boticario dijo:
Atchús.
Le escribió muy afligido
una carta al rey Pepín,
con las últimas noticias.
Atchís.
Cuando el Rey abrió la carta
la miró bien al trasluz,
y se contagió en seguida.
Atchús.
"¡Que suspendan esta guerra!"
ordenaba el rey Pepín.
Y la Reina interrumpía:
Atchís.
Se pusieron muy contentos
los soldados de Mambrú,
y también los enemigos.
Atchús.
A encontrarse con su esposa
don Mambrú volvió a París.
le dio un beso y ella dijo:
Atchís.
Es mejor la paz resfriada
que la guerra con salud.
los dos bailan la gavota.
Atchús.
Canción para vestirse
A levantarse,
dijo la rana,
mientras espiaba
por la ventana.
Tira con tirita
y ojal con botón.
Un pajarito
que está en la rama
busca el zapato
bajo la cama.
Upa, dijeron
cuatro ratones,
y se quitaron
os camisones.
No hallo mi flauta
protestó el grillo,
y la tenía
en el bolsillo.
Una gallina
muerta de risa
se pone el gorro
y la camisa.
Medio dormido
dice el morrongo:
--Cuando madrugo
siempre rezongo.
Y el sapo dice:
¡Qué disparate,
desayunarse
con chocolate!
Tira con tirita
y ojal con botón.
La familia polillal
La polilla come lana
de la noche a la mañana.
Muerde, come, come, muerde
lana roja, lana verde.
Sentadita en el ropero
con su plato y su babero,
come lana de color
con cuchillo y tenedor.
Sus hijitos comilones
tienen cuna de botones.
Su marido don Polillo
balconea en un bolsillo.
De repente se avecina
la señora Naftalina.
Muy oronda la verán,
toda envuelta en celofán.
La familia polillal
la espía por un ojal,
y le apunta con la aguja
a la Naftalina bruja.
Pero don Polillo ordena:
No la maten, me da pena;
vámosnos a otros roperos
a llenarlos de agujeros.
Y se van todos de viaje
con muchísimo equipaje:
las hilachas de una blusa
y un paquete de pelusa.
La mona Jacinta
La mona Jacinta
se ha puesto una cinta.
Se peina, se peina,
y quiere ser reina.
¡Ay no te rías
de sus monerías!
Mas la pobre mona
no tiene corona.
Tiene una galera
con hojas de higuera.
Un loro bandido
le vende un vestido,
un manto de pluma
y un collar de espuma.
Al verse en la fuente
dice alegremente:
¡Qué mona preciosa,
parece una rosa!
Levanta un castillo
de un solo ladrillo:
rodeado de flores
y sapos cantores.
La mona cocina
con leche y harina,
prepara la sopa
y tiende la ropa.
Su marido mono
se sienta en el trono.
Sus hijas monitas
en cuatro sillitas.
¡Ay no te rías
de sus monerías!
La Pájara Pinta
Yo soy la Pájara Pinta,
viuda del Pájaro Pintón.
Mi marido era muy alegre
y un cazador me lo mató,
con una escopetita verde,
el día de San Borombón.
Una bala le mató el canto
y era tan linda su canción-,
la segunda le mató el vuelo,
y la tercera el corazón.
Ay ay la escopetita verde,
ay ay mi marido Pintón.
Si al oírme se ponen tristes
a todos les pido perdón.
Ya no puedo cantar alegre
ni sentadita en el limón
como antes cuando con el pico
cortaba la rama y la flor.
Yo soy la Pájara Pinta,
si alguien pregunta dónde estoy
le dirán que me vieron sola
y sentadita en un rincón
llorando de melancolía
por culpa de aquel cazador.
Al que mata a los pajarillos
le brotará en el corazón
una bala de hielo negro
y un remolino de dolor.
Ay ay la escopetita verde,
ay ay mi marido Pintón.
FUENTE: EDUCAR.ORG
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